miércoles, 22 de mayo de 2013

CXIII. AQUEL HOMBRE, DE LAS CAJITAS DE MADERA


Tendría younos siete años,cuando sentado sobre el umbral de  mi puerta, veía pasar  todas las tardes, sobre las tres, a un hombre vestido de negro, que bajando por Miguel Redondo, caminaba con dirección a la Estación de Sevilla, con diez cajitas de madera..

Venía de la desaparecida Plaza de San Francisco,  en donde disponía de una accesoria, en el garaje de Ricardo "El  Taxista", ignorando  en la Barriada, a que se dedicaba.

Y, llegado a  la Estación, exponía al público su mercancía,  que consistía ,nada  mas y nada  menos, de excelentes gambas, que  les   eran arrebatadas de las  manos por un público ansioso,de su  disfrute.

Y, así le conocimos varios años en este caminar diario, siendo el que dio base a este fabuloso negocio.

  -¿ Quién en estas fechas rocieras, no se hacen de previsión suficiente , de este suculento crustáceo, para el disfrute de las fiestas?

Este sabroso marisco, que nos brindan nuestras Costas, y que tanta celebridad le  da a nuestra ciudad ,junto  a a los inigualables y   famosos jamones de   nuestra entrañable Serranía, hacen  de   nuestra gastrononía  punto de referencia universal.

Nuestros jamones, son conocidos por todos los mercados internacionales y cada día se van captando mas adeptos, que elogian el alto valor culinario.

domingo, 12 de mayo de 2013

CXII.- LA ALEGRÍA DEL BATALLÓN.-

 

El  Cuartel de Sanfa Fe, estuvo ocupado, durante la década de los años veintes, por un Batallón del Regimiento de Infantería Soria  nº 9, que le dió a nuestra ciudad movimiento e importancia

EL paseo de Santa Fe, por las mañanas, se encontraba muy concurrido, ya  que sus numerosos bancos, eran ocupados, por militares, acompañados de sus familiares, que se habían acercado, desde los pueblos.mas cercanos, para departir el día, todos juntos.

Frente al Cuartel, exitía un Bar, "La Alegría del Batallón", cuyos dueños valencianos, lo tenía muy bien presentado y abastecido.

Este establecimiento, lo  frecuentaba, siendo un niño, toda vez que en él, fabricaban  unas pastillas ,grandes y redondas, que una vez en casa, las introducíamos en un vaso lleno de agua y obteníamos una excelente horchata , tanto de chufa como de almendras ,que venían a constituir una gran delicia en el día a día de nuestra infancia.

Disponían de un  gran servicio de bocadillos, dispuestos a calmar al estómago mas exigente, debido a su delicada elaboración.

Por las noches, en la época estival, igualmente contaba con un buen número de veladores, que permanecían, en actividad hasta el toque de "Silencio".

Este simpático Bar, le dió mucha vida y alegría al  barrio, pues al  traslado del Batallón a Sevilla, dió lugar a la desaparición de este establecimiento, que recordamos los antiguos onubenses, que  tuvimos la dicha de poderlo conocer.