miércoles, 28 de octubre de 2009

LA CHAQUETILLA EMERITENSE


Mérida celebra, con gran animación, su tradicional " Chaquetilla ", con motivo de la festividad de Todos los Santos. En esta fecha, se pone de manifiesto la gran fuerza de la juventud emeritense por seguir conservando esta peculiar tradición, que se ha ido transmitiendo, desde tiempo ancestrales de padres a hijos.

Los grupos de mozalbetes, que integran la representación más genuina de las nuevas generaciones emeritenses, concurren en esta señalada fecha, para no perder una costumbre, que perdura, a través del tiempo, acampando en los alrededores del Camposanto, acudiendo provistos de su arsenal de castañas, nueces y un variado surtido de frutos secos, que van degustando, en franca camaradería, en un día tan señalado, mientras que en la avenida que parte, desde el puente del rio Albarrega, es testigo de una compacta muchedumbre, que portando ramos de flores, se encaminan hacia el cementerio, para rendir tributo de amor y recuerdo hacia aquellos seres queridos que nos abandonaron para siempre y que en este día tan singular, son recordados por sus familiares más allegados.

Recuerdo, como durante varios años, coincidían mis servicios nocturnos, en esta noche, en la Casa de Socorro de Mérida, y desde el campanario de la Iglesia de Santa María, se sentía el doblar de sus campanas, en memoria de los fieles difuntos, donde los monaguillos permanecían de guardia extraordinaria, compartiendo su singular "Chaquetilla", gracias a la colaboración de los feligreses, con la aportación en especies, con tal de perpetuar esta costumbre, tan popular, en esta memorable conmemoración.

miércoles, 21 de octubre de 2009

LA DOMINACIÓN DE MERIDA POR LOS RUMANOS



Me supongo que muchos de mi dilectos e incondicionales lectores, habrán pensado que es un gran error, el que he cometido al titular esta página, ya que al tratarse de la incomparable Augusta Emérita , que todo el mundo sabe, fue fundada por Publio Carísio, por orden del emperador Octavio Augusto darles alojamiento a los licenciados de las Legiones Alendae y Gémina, para salvaguardar la Vía de la Plata, que unía el Norte con el Sur.

Pero en estos momentos tan convulsos, en que vivimos no quiero hacer referencias a los hechos históricos. Aprovechando la ocasión de mi estancia en Mérida, ha sido para mi una sorpresa, haber sido testigo de una vivencia que retendré en mi memoria por mucho tiempo.

Dado el interés de mis familiares de ir al campo, en esta época de la recolección del olivar, nos fuimos a las faldas de la Sierra, perteneciente al municipio de Mérida, próximas a Arroyo de San Serván, observando como se hallaba instalado un asentamiento de rumanos, dentro de aquel sugestivo contorno de olivos y encinas

Todos aquellos alrededores estaban llenos de basuras, chatarras y plásticos, desparramados por aquellas inmediaciones donde no faltaba la presencia de varios "cochazos", al mismo tiempo que unos mozalbetes llenaban grandes vasijas de agua , valiéndose de las tuberías de goma del servicio de regadíos que previamente habían cortados, sin tener en cuenta el perjuício que esta acción causan a los propietarios.

Me referían, mis familiares, que están desesperados, ante la actitud pasiva, que se adopta por parte de la Guardia Civil, ante la que han presentado numerosas denuncias, por el perjuício que tales ocupaciones originan en el Medio Ambiente, toda vez que constituyen un gran foco de infección, la que originan estas actitudes, que viven de la rapiña de aceitunas, bellotas y maíz, que cargan en sus vehículos,para después venderlos a compradores desaprensivos,que sin escrúpulos, que se aprovechan de la situación, sin tener en cuentas las pérdidas económicas, que ello supone para el sector agrícola.

España, que atraviesa unos momentos de gran crisis económica, como todo el mundo, recoge el fruto de la desastrosa política de "papeles para todos", que anunciara un jactante ministro, que hicieron abrir las puertas de nuestra privilegiada nación,para verse prontamente inundada de aborígenes, pues hoy día hay en el paro cerca de cinco millones de españoles, y tengamos que soportar este gran contingente de emigrantes, que sin papeles en regla, viven a costa de laboriosos cultivadores, que ven mermadas sus cosechas,por estos indeseables foráneos, para los que todo el monte es orégano, mientras que otros inmigrantes, con el sudor de su frente, se ganan el pan de cada día, ayudando, con su mano de obra, el engrandecimiento de nuestro país, que ha tenido el orgullo y satisfacción de adoptarlos en su seno.



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miércoles, 14 de octubre de 2009

AQUELLOS OTOÑOS ONUBENSES



Una vez concluidas la feria de la Cinta, Huelva iba recobrando la normalización de su vida cotidiana, empezando a aparecer las primeras lluvias y en los colegios se iban acercando los grupos infantiles, que volvían a clase, después del disfrute de las vacaciones veraniegas.

Era costumbre, en aquellos tiempos, que los alumnos, en particular, en San Casiano, donde recibí mi primera enseñanza, disponíamos de nuestros pupitres, en el que dejábamos nuestros libros, sistema , diametralmente opuesto a la que rige, hoy día, en la que los niños son portadores de unas enormes mochilas, llenas de libros, que pueden causar seria molestias que afectarían a la región dorsal .

Se me viene a la memoria, aquellos primeros libros que utilizábamos, en parvulario, en el
que el inolvidable Don Eduardo Barrera, ya vencido por los años, nos inculcaba a través de los Camaradas 1º y 2º, los inicios de nuestros conocimiento s, en la lectura.

Con Don Genaro, en segunda clase, leíamos " Lecciones de Cosas ", para adentrarnos en la tercera Aula, con aquel gran profesor, que era Don Francisco López Jara, por medio de un buen libro "Europa", que nos fue introduciendo en la vida, usos y costumbres de nuestro viejo Continente y en el conocimiento, utilizando mapas estupendos , de toda la Geografía mundial.

Ya, en la cuarta clase, a cargo del Don Francisco Díaz Moya, conocimos la vida y hazañas del Caballero Don Alonso Quijano, que la magistral pluma de Don Miguel de Cervantes, ,que inmortalizara en su obra Don Quijote de la Mancha, así como la adquisición de conocimientos profundos en Matemáticas y Gramática, parar pasar a la última clase, que regentaba Don Juan García Aviles, con amplios estudios que recopilaban todas las principales materias educativas.

Por esta época del año, tomábamos el Sol, en la típica Plaza de San Francisco, donde mientras unos jugábamos a piolas, otros los hacían tirando al hoyo los huesos de moyuelos, y más allá, sobre suelo terrizo había, quien se distraían con los bolindres de barro cocido, muestra de la pobreza en que se vivía, en comparación con hogaño, en la que los chicos utilizan otros más relucientes, de cristal con aguas de colores.

Los viejos marineros de la calle de Enmedio, se entretenían confeccionando sus magistrales "Nasas", que venían a constituir verdaderas obras de arte.

En los días de gran lluvia, desde mi casa, en la esquina de Miguel Redondo, veía venir, deslizándose con un ímpetu enorme, la célebre riada de la calle Palos, que en bajada por la de San Francisco, arrastraba gran cantidad de ramas y todo lo que encontrara a su paso, y cuando dejaba de llover, quedaban las calles atiborradas de barro, que permanecía sus rastros, durante varios días.

En dicha plaza .se instalaban famosos circos, como Alegría, con su gran payaso "Chicharito" o el de los Hermanos Borzas, en donde se escuchaban las charangas y se apreciaba la humareda blanca de los puestos de castañas.

En los días festivos, los onubenses se trasladaban al Parque Moret, donde se veían reuniones familiares, que montaban el clásico columpio, y se improvisaban, junto al pinar la fogata, en la
que asaban en una planchas de lata, las deliciosas sardinas, como abrían los sabrosos berdigones, comida que era muy habitual, en la España, de la pobreza, en que se desarrolló la primera etapa de mi juventud.

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL AUGE DE NUESTRO CINE



En aquella alejada infancia, nuestros padres, nos autorizaban a disfrutar del cine, en su versión muda, y la chiquillería, de entonces , teníamos una especial predilección, por las películas de cowboys.

Cuando se anunciaban, en los programas, algún evento, en los que los principales protagonistas fueran Tommy, con su famoso caballo "Malacara", o Tomtyler. cabalgando sobre "Chispita", desde muy temprano formábamos largas colas , para adquirir nuestras localidades de primera grada, en el coliseo de la calle Gravina.

Con el sueldo semanal de una peseta - y era mucho, en aquellos tiempos-, procurábamos administrarnos bien, ya que después de desprendernos de las tres perras gordas - 30céntimos-, en la puerta de entrada, por el callejón, había un vendedor, con una gran bandeja de pestiños, qColor del textoue los adquiriamos por cinco céntimos - llamada perras chicas, que eran devorados , por la grey infantil, mientras subiamos las escaleras del Teatro Mora.

Era enorme, el griterío y la emoción, que se manifestaba, cuando nuestros personajes, perseguían sin piedad, a las bandas de cuatreros que habían robado las piaras de ganado, y entre, una y otras imágenes, se intercalaba la ilustración del desarrollo de los acontecimientos, a través de sus correspondientes cartelas, entre el murmullo de los espectadores.

En el año 1.923, el empresario onubense Sr. Tarín, construyó el Real Teatro. que más tarde con la proclamación de la II República, desapareció el artístico escudo real, que remataba su monumental fachada, denominándosele Gran Teatro.

Años después, cuando habíamos presenciado la proyección de "Currito de la Cruz", tan pronto como llegamos a casa, sentíamos un revuelo en la calle. y la gente corrían hacia Vázquez López, ya que se había originado un incendio, en el coliseo, sin que , gracias a Dios se hubieran producido desgracias personales.

En los veranos, se ponían en funcionamiento los cines Colón, Viaplana, Oriente,Plaza de Toros y en la Plaza de San Francisco, se levantaba, cercado por vallas, el que ya era popular, en el barrio, donde se proyectaron series bastantes interesantes, como eran "El Conde de Montecristo". "Fantomas", "El Jorobado de Nuestra Sra. de Paris" y otras.

En los años republicanos, el Gran Teatro, nos ofrecía el cine sonoro, con la presentación de "Cuatro de Infantería", basada en la primera guerra europea. La segunda película fue "Canción del día", por Juan Torena.

Meses mas tarde, el Teatro Mora, nos ofrecía la gran producción musical, en tecnicolor, "Vagabundo", seguida de la atractiva proyección del "Desfile del Amor", por Maurice Chevalier, con su clásico canotier y Jeannete Macdonall, que permaneció en taquilla, durante un mes.

En estos años se inauguró el Cinema Rábida, con unos llenazos tremendos, época en la que alcanzaron su mayor auge, Imperio Argentina, Miguel Ligero y Alfredo Mayo, presentándose obras andaluzas , como La hermana San Sulpicio, Morena Clara, Cancionera, Malvaloca, El Genio Alegre y otras.

Las salas alcanzaban un lleno absoluto, a las que acudían un público entusiasta.

Hoy día, a pesar de las numerosas y cuantiosas subvenciones, por parte de Cultura a los productores, el cine actual es de escaso interés, viéndose películas de baja calidad y desapareciendo muchas salas, ya que el público no esta de acuerdo con esta pléyade de artista que viven del cuento, por apoyar a los partidos políticos, que ostentan en cada momento el poder.