miércoles, 27 de enero de 2010

LOS BANCOS PÚBLICOS



Nuestra ciudad, Huelva, siempre se ha caracterizado, por la proliferación, tanto en plazas, como en paseos, en lo que respecta al mobiliario urbano, por la gran presencia de bancos públicos.

Así, eran singulares sus plazas, de las Monjas, como la de la Merced, por encontrarse, ambas, rodeadas por una gran cantidad de amplios y confortables, bancos de hierro, que les atribuían una seña de identidad singular, construidos en la fundición onubense de Matías López, donde los ciudadanos, disfrutaban de ellos, tomando el Sol, en las frías mañanas invernales, como también, por las tardes, eran muy concurridos ellos, para gozar del fresco, en las épocas estivales.

Igualmente, la popular y recordada Plaza de San Francisco, aquella de las vetustas acacias, como la de Isabel la Católica , la del Dos de Mayo, o la de la Soledad y la Avenida de Manuel Siurot, acusaban la presencia de otros más pequeños, rectangulares, que recordamos con nostalgia.

La zona portuaria, nos ofrecía, en todos sus contornos ajardinados, una prestación de servicios, de bancos de maderas, sobre hierro, pintados de verdes, así como, en su antigua plaza rectangular, antes de existir la actual de las palomas, donde tenía lugar, la celebración de la Misa de Campaña, con motivo, de las festividades colombinas.

Hogaño, se ha tomado en serio, este apartado, referente al mobiliario ciudadano, y con motivo de la remodelación del acerado urbano, vemos como las obras son rematadas, con la instalación de abundantes bancos, que enaltecen las avenidas, de nuestra ciudad, gozando, de una manera especial, contemplando una Plaza del 12 de octubre, maravillosa, como la Barriada de la Isla Chica, con sus calles Isla Cristina, Roque Barcia, y aledaños de la parroquia de Nuestra Sra. del Rocío, que nos ofrecen una perspectiva de encanto .

En lo que respecta a Pío XII, y Avenida de Federico Molina, se pone de manifiesto un fallo garrafal, puesto que han quedado sus acerados preciosos, dignos de admiración, pero en ambas, al demoler el antiguo pavimento, quitaron los bancos, allí existentes, y una vez finalizadas las obres, no han sido restituidos, a pesar de haber transcurridos cerca de seis meses.

Los vecinos están desesperados, ya que no tienen donde descansar, durante sus paseos.

En el hogar del Mayor "Juan Ramón Jiménez", un socio ha tenido la gran paciencia, de hacer cien volantes con el número del teléfono de la Delegación Municipal de Estructuras, que ha repartido entre los vecinos, quienes han llamado, a la citada delegación, y el Sr. Arias,no está nunca en su despacho, para atender al ciudadano, y el funcionario de turno, nos contesta , que esa cuestión, es competencia de la empresa que ha llevado a cabo la obra.

Puesto, en contacto, con el responsable de la misma, es conciso: la reposición del mobiliario urbano, es competencia, exclusiva, del Ayuntamiento de la ciudad.

Y, yo,medito sobre este caso, sacando en consecuencia, que en estos momentos difíciles, que atravesamos, padeciendo tan grave crisis económica, como es posible, que el Consistorio, derroche una cantidad desorbitada, de miles de euros, en alumbrado extraordinario de Navidad, que es una cuestión efímera, de la que se puede prescindir, en estas circunstancias críticas, en que vivimos,y no se pueda atender a estas necesidades tan perentorias.

Hay que ver la gran cantidad de personas mayores, con movilidad reducida, que vemos a diario, por esta concurrida barriada, que en plena avenida, se paran, para tomar un resuello, y que no pueden sentarse por no haber sido restituidos, los bancos que desaparecieron.

Sr. Arias, solucionenos este gran problema, ya que el asunto esta en sus manos, y no nos dé largas, haciendo mutis por el foro.

miércoles, 20 de enero de 2010

SAN SEBASTIÁN MÁRTIR, PATRÓN DE HUELVA


En mi infancia, cuando llegaba la noche del día 19 de enero, víspera de la festividad de San Sebastián, patrón de nuestra ciudad, me desplazaba, cerca de la ocho de la tarde, a la Plaza de San Pedro, desde donde partía, el clero parroquial, que revestido, tanto la cruz alzada, como el presbítero, don José Muñoz, onubense cien por cien, que no se perdía ningún año este acto, revestidos de color rojo, como reglamenta nuestra Santa Iglesia, para las celebraciones de las festividades, tanto de los mártires, como de los apóstoles.

Se dirigían, hacia la antigua necrópolis, donde se encontraba ubicada, la vieja ermita del santo, cuya vetusta fachada, aparecía profusamente iluminada, así como todo el Barrio Alto.

A la llegada de la representación parroquial, se organizaba la procesión, abriendo la marcha, la cruz alzada de la Mayor de San Pedro, que era representada por las antiguas "mangas", consistentes en unos artilugios cilíndricos, terminados en conos, que eran rematados con una artística cruz de plata, muy característica de la Andalucía de mi época.

Seguidamente, aparecía una parihuela, con el San Sebastián chiquito, que era portada por cuatro municipales, en donde aparecía nuestro Santo Patrón, atado a un naranjo, asaetado. con una banda roja , de su martirologio.

Detrás del preste, iba la banda municipal de música, que no dejaba de interpretar, el pasodoble del "Litri", el torero del barrio.

Al día siguiente, festividad del Santo, tenía lugar la función religiosa, con asistencia de la Corporación Municipal, bajo mazas, en San Pedro, y una vez finalizada esta, se ponía en marcha la procesión oficial, en la que participaba representaciones de las distintas hermandades, tanto de gloria como de penitencias, de la ciudad, y durante el recorrido tenía lugar la quema de ruedas de fuegos artificiales.

Una vez recogida, la procesión. se procedía al otorgamiento de los premios, del concurso de fachadas y frutos hortícolas.

En las puertas de muchos establecimientos, como "Casa El Cano", Bar de Márquez, Salvador Patillas, "El Salao", aparecían colgados grandes ejemplares de rábanos, coles, nabos y coliflores, que llamaban la atención del público onubense.

Delante del Bar San Sebastián, instalaban un primoroso huerto, que parecía que lo habían trasladado de los existentes de la salida de aquellos alrededores.

En la calle Silos, aparecían instalados puestos de palmitos y piñones tostados, y en ella, llamaba poderosamente la atención la fachada de la "Tertulia Litri", que todos los años aparecía bellamente exornada, alcanzando por su primorosidad artística, el primer premio del concurso.

Por la tarde, los buenos choqueros, hacían acto de presencia, para rendir tributo de pleitesía, a nuestro patrón, estando la vigilancia , además de la Policía Municipal, por el guardián de la Ermita y conserje del cementerio, el vecino Juan Palomeque, que a pesar de sus años, ponía de manifiesto su amor por el santo.

Durante el mandato de la Alcaldía de don Joaquin González Barbas, se le encargó, al laureado escultor hervense, Sr Pérez Comndador, el esculpido de la actual imagen, que en los primeros años, no era del agrado de los onubenses, al estar encariñado con la imagen de nuestro santo chiquito, que fue colocado, para su veneración en un lateral del retablo mayor de San Pedro.

Pero, a través de los años, Huelva, con las nuevas generaciones, ha aceptado la actual imagen, que con la colaboración de la Hermandad de los Estudiantes, desde la nueva parroquia de su nombre, y el apoyo del Ayuntamiento de la ciudad, cada año va alcanzando mayor auge,la celebración de estas fiestas, y el pueblo rememora , cariñosamente el viejo refrán de:

San Sebastián, mocito y galán,
saca a las mozas, a pasear.

miércoles, 13 de enero de 2010

PUEBLA DE SANCHO PEREZ



Tenía yo ocho años, cuando, atendiendo a prescripción médica, me trasladaron a este inolvidable rincón extremeño, rodeado de dehesas, y a pesar de haber transcurrido de ello, ochenta y cuatro primaveras, recuerdo mi estancia en esta localidad, de la que guardo vivencias de mi niñez, que son indelebles.

El galeno, propuso a mis padres, la necesidad de cambiar de aires, y ante esta decisión, fue mi abuelo materno, que era maquinista de la línea ferroviaria de Zafra-Huelva, quien se encargó de llevar a cabo las oportunas diligencias, para buscarme un lugar conveniente logrando un acuerdo, con un compadre suyo, que prestaba servicios, en la estación de Puebla, como guarda-aguja, en cuyo hogar me prestaron toda clase de atenciones y cariño.

Allí, pasé cuatro meses, que me parecieron un sueño. Los días, en que venía de correos ,mi abuelo, desde temprano, esperaba, yo, en el andén, y que alegría me embargaba, cuando por lo alto de la cuesta , que deja atrás, Medina de las Torres, observaba con pasión como aparecía la imagen de aquel tren humeante, que rápidamente, llegaba hasta nosotros y al hacer la parada reglamentaria, yo, un niño lleno de ilusión subía a la máquina, hasta cubrir la llegada final del recorrido en Zafra, desde donde la locomotora volvía al depósito de máquinas para dejarla en cocheras.

Una vez cumplido el servicio, nos trasladábamos a la residencia ferroviaria y después del aseo, comíamos, y como siempre traía encargos, que le hacían sus amistades, recuerdo el recibimiento, tan cariñoso, que nos prodigaba doña Visita, una Señora, muy amable, que era dueña, de una gran bodega, que siempre nos obsequiaba, con la consabida jarra de barro vidriado, que contenía la típica pitarra, de ese vino tinto, tan peculiar de la comarca de Tierra de Barros, y que provista de un largo palo con enganche, descolgaba de aquel techo poblado de embutidos, una herradura de chorizo, de sabor picante, propio de esta tierra, que no se me olvida en la vida.

Mi eventual residencia era acogedora, donde no faltaba la clásica chimenea extremeña, a cuyo alrededor nos reuníamos una tertulia infantil, en la que no faltaban los hijos, del también maquinista, Santiago Pérez, que eran mis mejores amigos.

Junto a nuestra casa, se hallaba ubicada la Panificadora de San José, que a la vez, era la suministradora de electricidad a la población, y en donde el día del Patriarca, patrón de la localidad, introducían, en sus instalaciones el "paso"del Santo, y eran invitados todos los asistentes, a que degustaran las exquisitas perrunillas.

Asistía, todos los días, al colegio, y no se me olvida cuando, al celebrar la fiesta del Día del Árbol, todos los niños acudíamos al camino de le Ermita,para plantar nuestro arbolito, correspondiendo me plantar el segundo ejemplar, por la derecha.

En el ejercicio de mi vida profesional, durante treinta y ocho años,en la monumental capitalidad de la Comunidad Extremeña, Mérida, en muchísimas ocasiones he visitado la Puebla, y junto a los mios, cuando me he dirigido hacia el santuario de la Virgen de Belén, al pasear junto a él,les he dicho a mis hijos, que en la primavera del año 1.926, lo planté yo, y hoy día es un enorme y frondoso ejemplar, cuyo tronco no lo abarcan dos personas.

Cada vez , que cruzo su término municipal, gozo al contemplar, el gran desarrollo que experimenta su población , y revivo aquellos años de mi infancia, entre amigos excelentes ,y que con el trabajo y tesón de los "peranos", contribuyen al mayor auge y engrandecimiento de una Extremadura, llena de encanto y prosperidad.

sábado, 2 de enero de 2010

MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR


En mi niñez, recuerdo, cuando Huelva era un pueblo grande, con casitas bajas y encaladas,al llegar la noche del cinco de enero, todos los padres, con sus hijos, se echaban a la calle, para presenciar la Cabalgata de los Reyes Magos,

Partiendo, de la Plaza de Toros, y en medio de un gran bullicio, desfilaba la comitiva regia, que solo la formaban los tres Reyes de Oriente, cabalgando sobre tres caballos, y que , cada uno, iba precedido de tres pajes, que iban cubiertos por coloridos turbantes, y vistosos plumeros, cerrando la marcha la banda municipal de música, que a lo largo del recorrido, interpretaban alegres pasacalles.

A la mañana siguiente, festividad de la Epifanía del Señor, los niños pobres, acudían a las Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús, donde don Manuel Siurotl y el director de las mismas, don Carlos Sánchez, repartían, entre ellos , muchos juguetes.

En los colegios públicos, hacían lo propio, y en aquella mañana, las calles de nuestra ciudad, aparecía poblada, por la grey infantil, disfrutando de lo que Melchor, Gaspar y Baltasar, les habían traído de Oriente, y que consistían en carritos-volquetes, de madera, con una sola rueda delante, las muñecas peponas, de cartón, los saltadores,diábolos y las cajitas de soldaditos de plomo.

Vivíamos, entonces, en una España de miserias, a base de las molletas con café, las clásicas sardinas embarricadas, el puchero y el cocido.

Pero la vida, ha ido evolucionando, a mejor y la sociedad onubense, a partir de la instalación del Polo Industrial, ha dado un vuelvo más que notable, y la fisonomía de Huelva, con el empuje, que ha experimentado, con la creación de nuevas fábricas, ha recobrado vida e ilusión.

Y, en lo que respecta, a lasfiestas, a que estamos haciendo referencias, hogaño vemos desfilar, por las calles de la ciudad, una cabalgata grandiosa, en la que participan casi una veintena , de sustuosas carrozas, rebozantes de belleza y policromía,y con sus ocupantes derrochando alegría, al mismo tiempo, que los Monarcas, desde sus deslumbranbtes tronos, hacen demostración de amor, por los niños, lanzándoles una gran lluvia de caramelos, que la mayoría ,de ellos, dejan sus huellas, en las calles y avenidas, pegados al pavimento..

La comitiva real, cuenta con la participación de numerosas bandas de cornetas y tambores, charangas y bandas de músicas, que les aportan más vida, a la presencia, de los Reyes Magos, en su feliz visita, a los niños onubenses.