miércoles, 26 de octubre de 2011

LIV.- LA VIEJA ERMITA DEL SANTO PATRÓN.




El Barrio Alto, culminaba al final de la calle de San Sebastián, con una plazoleta donde se hallaba ubicada la vetusta Ermita, que durante muchísimos años dió albergue a la imagen de nuestro excelso Patrón, y que fue capilla de la vieja necrópolis onubense, a la que se accedía por una gran cancela, en la que sobre su dintel aparecía una inscripción, con letras cerámicas que decía: "Cementerio Municipal".

A la derecha, continuaba la fachada, blanqueada, para terminar en una modesta espadaña, que rematada por una cruz, era portadora de un esquilón, siendo la portada de medio punto, con sendas ventanas, y bancos de mampostería corridos , a ambos laterales de su portada.

Delante existía una plazoleta, que servía, para dar el duelo, en los entierros y en cuyo centro se hallaba instalada esa farola itinerante, que habiendo ocupado la calle de la Concepción, pasó posteriormente, por la Plaza de San Pedro y, Cementerio de la Soledad, para volver, en la actualidad ,a su punto primitivo.

En mi época juvenil, al llegar las fiestas del barrio, la fachada era iluminada y en la noche de vísperas, el "paso" del San Sebastián "Chiquito", era portado por cuatro municipales, y en las tardes del día 20 de enero, cuando íbamos a rendir pleitesía al Patrón, veíamos a la entrada, todos los años al Conserje del Cementerio y custodio de la Ermita, el Sr,Juan Palomeque, que no faltaba a su devota cita , aunque ya su edad fuera muy avanzada.

Durante el mandato del Alcalde, don Joaquín González Barbas, esta imagen, fue reemplazada por la actual, que fue esculpida por el laureado escultor hervense, Sr.Pérez Comendador, y en la actualidad, la antigua imagen se encuentra formando parte del Altar Mayor de la parroquia de San Pedro.

Son viejos recuerdos que conservo en mi acerbo y tenemos que dar las gracias a Don Esteban Romero Cartes por su contribución en la representación gráfica de la farola existente en aquella época en dicha plazoleta.

Sirva pues, como recuerdo, de una época imborrable de mi vida, que ya es historia.

miércoles, 19 de octubre de 2011

L I I I.- LA ERMITA DE LA SOLEDAD.



Se halla ubicada en la plaza del mismo nombre, desde donde podemos contemplar la esbeltez de su blanca fachada, coronada con su típica espadaña, datando su construcción sobre el S. XV, bajo la advocación de Santiago Apóstol, y debido a los graves daños que le ocasionó el terremoto de Lisboa, fue reformada, en su totalidad sobre el S. XVIII.

Fue, en tiempo centro de Enseñanza Media, y también Superior, al crearse la Cátedra de Latinidad, por don Diego de Guzmán y Quesada.

Siendo propiedad de Estado, fue transferida, la misma, al municipio onubense, en el año 1.883, siendo convertida en colegio y más tarde en Asilo de transeúntes.

Posteriormente, se estableció en ella los servicios de la Policía Municipal, conocido por nuestros convecinos, como el "Avellano", en cuyos calabozos, estuvo recluido el gran poeta, Miguel Hernández, al ser detenido, en plena Guerra Civil, cuando huía a Portugal .

Después de llevarse a cabo, una intensa restauración, en la actualidad , es sede de la Hermandad del Santo Entierro, en cuyo interior nos muestra las imágenes titulares: la Virgen de las Angustias, el Cristo Yacente, del que se conservó la cabeza original, tras su destrucción en los días aciagos del año 1.936, como la Virgen de la Soledad, siendo autor de las mismas el imaginero ayamontino, Antonio León Ortega, el gran artífice de la actual Semana Santa de nuestra ciudad.

También es destacar, un Crucificado, que durante años presidió el Altar Mayor de la Parroquia de la Concepción, hasta su reforma después de los daños producidos, en la construcción de un edificio colindante.

La restauración de esta Ermita, ha venido a satisfacer el deseo de muchísimos onubenses, ante el estado de abandono en que se encontró durante tantos años, y que hoy día nos llena de orgullo , al verla transformada, en nuevo lugar de culto de la cofradía oficial de nuestra Semana Mayor, para orgullo de los que sentimos amor por nuestra Patria Chica.




domingo, 16 de octubre de 2011

miércoles, 12 de octubre de 2011

LII.- PLAZA DE SAN PEDRO.




Ubicada a los pies, de la que fuera Parroquia Mayor de San Pedro, de nuestra ciudad, que venía a representar la máxima institución eclesiástica, antes de erigir la actual diócesis.

Recuerdo, en mis tiempos estudiantiles, en los últimos cursos de Bachillerato, allá por el año 1.934, cuando después de un duro batallar, conseguimos trasladarnos al nuevo Instituto del Conquero, que tuvimos la gran suerte de inaugurar , cuando junto a ella, todas las mañanas transitábamos , viendo en la esquina de San Andrés, en la puerta de su casa, a aquel virtuoso sacerdote, don Alejandro Cano Rincón, gran onubense y cintero, que derrochaba bondad, amor y caridad, a cuantos necesitados acudían a él.


En la otra esquina , diametralmente opuesta, diariamente veíamos a su otro compañero, don José Muñoz, que se dirigía, desde su casa a la parroquia, donde ejerció como coadjuctor toda su vida.

Y, aquel vetusto quiosco, donde en mi niñez adquiría los gusanos de seda, al aproximarse la estación primaveral, donde la chiquillería se abastecían de toda clase de golosinas, y se me viene a la memoria, aquel mediodía, en el que una grúa lo levantaba para siempre, ante la sorpresa para todos, al aparecer una gran colonia de ratones, que originó una gran batalla
improvisada, contra esta invasión de roedores .

En las mañanas invernales, los bancos de hierro eran ocupados por los vecinos, que acudían a tomar el Sol, y en las tardes estivales la aprovechaban para disfrutar de la suave brisa, al mismo tiempo, que saboreaban los ricos "chambiris", que adquirían a los vendedores ambulantes de la recién instalada heladería "La Ibense".

Aquella simpática plaza terriza, mas tarde remodelada y presidida por el monumento dedicado al tan querido don Manuel González García, "El Vicario", quién junto a don Manuel Siurot, fundaran el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, de donde salieran grandes hornadas de Maestros, entre los niños pobres de Huelva, que crearon un nuevo sistema educativo, que transformó , por completo la vida docente.

-¡ Plaza de San Pedro !-, En aquellas tardes, de recogimiento cristiano ,de los Viernes Santos, cuando nuestros vecinos acudían con gran fervor cofradiero, a presenciar la salida del Santo Entierro de Cristo.

Viernes Santo,con tus velos funerarios,
reza el pueblo, con unción,
gente sanota y sencilla,
los ancianos se arrodillan,
al pasar la procesión

Y, aquellas mañanas de Corpus, cuando a los pies de su vistosa torre, bajo el redoble de campanas, se desplazaba aquella monumental Custodia, en medio del ambiente ambriagador que ofrecía la fragancia de las juncias, tomillos y romeros. esparcidos por nuestras calles.

-¡ Parroquia de San Pedro !- con su esbelto campanario y su gran reloj, que marca , paso a paso, el tiempo y la historia, de aquella Huelva entrañable, que nos tocó vivir a los que hemos llegado a la nonegidad y que recordamos , con nostalgia , gracias a nuestra privilegiada memoria.


miércoles, 5 de octubre de 2011

XLI.- EN UN BUQUE DE GUERRA.



En el transcurso de la celebración de las Fiestas Colombinas, allá por el año 1.927, y como por aquellos tiempos no se habían construidos los Muelles de Levante, los barcos de guerra que arribaban a nuestro puerto, con motivo de la conmemoración de la salida de las naves descubridoras, fondeaban en-medio de la ria.

En los días, en que se autorizaban las visitas , a dichas unidades de la Armada Española, los onubenses nos teniamos que valer de los servicios de los boteros, que nunca mejor dicho, que hacían su agosto, al desplazarnos a través de la ria, hasta llegar abordo de los citados buques.

Recuardo, que entre los tres o cuatro barcos de guerra que nos visitaban, con motivo de nuestras celebraciones, se encontraba el "Crucero Cataluña", con enorme eslora y sus dos grandes chimeneas, dado que en aquella época se utilizaba el carbón.

Una vez recorridas todas sus dependencias y extasiados ante la brillantez, que nos ofrecían sus bien cuidados cañones, como también se nos viene a la memoria, aquel solemne acto de arriar bandera,en el que el Cuerpo de Guardia, rendían los honores reglamentarios, acompañado del capellán del buque, mientras que tenía lugar la puesta del Sol por Bacuta, que nos ofrecía una imagen ensoñadora.

Al recorrer la cubierta, observabámos como algún otro miembro de la marinería, que en vez de saltar a tierra, se entretenían pescando y al ver , como uno de ellos al cobrar una pieza, una de las visitantes, al gritar: " ¡ Un pez !- , al levantar las manos, de asombro, se le desprendió una sortija, de sus dedos.

Todos estábamos, impresionados, por tan sensible pérdida, y cual no sería nuestra reacción, cuando al cabo de un rato, al recobrar otra pieza, el marinero gritó: " -¡ , está aquí !-"

-¿ Qué crees, amable lector, que tendría adentro el pez, una vez zahorrado, por el marinero ?-.

Todos, responderán. que la sortija, pues , adentro, solo nos ofrecía, una cosa muy natural: la espina.

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