jueves, 28 de abril de 2011

X V I I I .- SEMANA SANTA, BAJO LA LLUVIA.



Parece ser, que alguna vez, todo el mundo coincide, al opinar, sobre el discurrir de nuestra pasada Semana Santa.

Este año, ha hecho raya, debido a la incesante y copiosa lluvia, en que nos hemos visto sorprendidos, por la presencia de los continuos chaparrones, y que según las estadísticas, no se han conocido, otra situación similar, desde hace ochenta años.

Todo el trabajo e ilusión, del mundo cofradiero, de todo un ejercicio ha sido condenado, al echar por tierra, la labor de las distintas casas de hermandades, sin que hayan podido recoger los frutos de su incansable esfuerzo.

Y, es, que nuestra Semana Mayor, tras ser la manifestación religiosa mas popular, que tenemos, moviliza, a la vez, a una serie de artesanos, que viven del trabajo que prestan, al servicio de estas incomparables fiestas, como son esos verdaderos artífices de la talla,así como el mundo de la orfebrería, imagineros, cereros, vestidores etc. etc.

Yo he vivido todo este mundo, entregado a la vida capillita, y ante un desastre, de esta índole, es el ciudadano de a pie, el que se visto mas afectado, por este revés, ya que es una fiesta que se le ofrece gratis, al pueblo llano, que le afecta a su sensibilidad cristiana, al ofrecércele unos espléndidos desfiles, rebosantes de arte, que les llega al alma.

Me comentaba un viejo amigo, que les supone a las hermandades un cierto ahorro,para el año próximo, en cuanto a cera y otras cosillas, a lo que le contesté, que ignoraba de la misa a la mitad, como suele decirse, y les hice referencia al capitulo de las bandas, que hacen acto de presencia, y perciben los honorarios integros, cuando a la hora de pérdidas,estas se debían, de repariir, entre todos.

En fin, pidamos a Dios, que el año próximo, no sea tan generoso con el preciado liquido y nos compense del berrenchín, que ha supuesto este año, para todo los españoles.


miércoles, 20 de abril de 2011

X V I I .- LA IGLESIA DE LA MILAGROSA.



Este templo fue construido en el año 1.929, siendo diseñado por el arquitecto José María Pérez Carasa, de estilo neogótico, constando de tres naves: una central y dos pasillos, que se encuentran cubiertos por bóvedas de nervaduras.

Recuerdo, siendo un niño, como mi madre sacó del ropero, una tarde, una alcancía de barro, y la rompió con la maja del almirez, sobre la camilla, apareciendo un montón de monedas de plata, de dos pesetas, y una vez que procedió al recuento, arrojó un total de trescientas pesetas, y acompañándola , al atardecer, llegamos a la Casa de San Vicente de Paúl, en la entonces calle Odiel, (hoy Avenida de Italia), que popularmente se le conocía como "Fonda de las Tres Chicas", donde acudían a comer los menesterosos.

Allí, se entrevistó con su amiga de la infancia Sor Rafaela Muñoz, y le hizo donación de la cantidad, antes citada, para colaborar en la suscripción pública, para la construcción de la nueva iglesia, que se estaba levantando, en la calle Rábida, a la Virgen Milagrosa.

Meses, después, asistimos a la bendición de la misma, que ofició el Cardenal de Sevilla, don Eustaquio Ilundain y Esteban, que en el acto, acusó ser una persona con mucho genio.

Ya, en mi juventud, acudía con mi novia, y mÁs tarde esposa, los finales de semanas, a los cultos que celebraba, el recordado Padre Gutiérrez, ya que ella era Hija de María de la Medalla Milagrosa.

Todos los años, en el mes de noviembre, tenía lugar la magna procesión con motivo de la festividad de la Titular, con aquel trono monumental, sobre un camión, que preparaban, en los talleres de Matías López.

En el año 1.936, sufrió al igual que el resto de los templos onubenses, los efectos de la Guerra Civil, y una vez restaurada y convertida en parroquia, a partir de la instauración de la nueva diócesis onubense, en el año 1.969, un terremoto le causó serios desperfectos, cuya obra de restauración, finalizada al cabo de varios años, por El Corte Inglés, y que fue llevada a cabo, bajo la dirección de Francisco Javier Vallejo Osorios.

Mientras tanto, fue abierto al culto, en la calle Padre Andivia Garrido, un centro, como parroquia de Nuestra Sra. Estrella del Mar, y una vez terminada la restauración del templo, fue rehabilitado, pero con el nuevo titulo.

Cual sería nuestro asombro, cuando, en uno de los desplazamientos que hicimos, desde Mérida, donde ejercía profesionalmente, nos sorprendió, presidiendo el retablo mayor, una imagen de una Virgen, en posición sedente, mientras , que al salir pudimos ver a la Virgen Milagrosa, detrás de la entrada, haciendo de portera, aquella imagen tan querida por sus devotos hijos.

-¿ Que ha ocurrido ?-.
No me lo explico, que un templo erigido por suscripción popular, en honor de la Virgen Milagrosa, relegue, en la forma que se aprecia, el amor que pusimos todos los onubenses para
la erección de una casa digna, para nuestra Madre.

Sé, de sobras, las campañas, llevadas a cabo desde todos los medios de comunicación a fin de subsanar semejante atropello, sin que den sus brazos a torcer pero, mis queridos amigos, se me viene a la memoria, aquella frase que Don Quijote le dirigió a su escudero:

-¡ Amigo, Sancho, con la iglesia, hemos topado !-.




miércoles, 13 de abril de 2011

X V I.- FELIZ CUMPLEAÑOS.




Hoy, es miércoles, día 13 de abril de 2.011, y mi trabajo semanal, en esta jornada, quiero dedicárselo a un hombre, que a la chita y callando, recorre paso a paso, las calles de nuestra ciudad, para apreciar, y tomar buena nota, de los fallos y deficiencias, que día a día, va denotando nuestra urbe, para que nuestros convecinos, observen como son corregidos de inmediato y logren disfrutar de un entorno digno y habitable.

En mi larga experiencia, que me ha brindado, casi un siglo de existencia, he sido testigo de la metamorfosis, que ha sufrido nuestra capital, desde aquellos tiempos en que nos despertaba el ulular de la sirena de los talleres de Riotinto, como los pregones matutinos de los molletes calientes, y mi marinera calle de Miguel Redondo, tomada a primeras horas de la mañana, por una piara de cabras, que era rodeada por numerosas amas de casa, provistas de la jarra de loza, que esperaban turno, para que se las llenaran de la leche, recién ordeñada.

Aquella calle de casitas bajas, cuyos vecinos, en la época estival, la ocupaban en sus noches, con las típicas sillas de eneas y hamacas, disfrutando de la suave brisa hasta bien entrada la madrugada, como la asistencia todas las mañanas a la taberna de Fandiño, para saborear la palomita del aguardiente de Hierro.

Era la Huelva apacible y campechana, en la que los onubenses disfrutaban de aquellas películas, que estaban en voga, con Imperio Argentina y Miguel Ligero, que abarrotaban las salas del Rábida, Teatro Mora y Real Teatro (hoy Gran Teatro), en la época del cine mudo, todavía.

Durante cuatro décadas, en la que he residido en la Roma Española, la ciudad de Mérida, cada vez que me desplazaba a Huelva, observaba como, a partir de la creación del Polo de Desarrollo Industrial, la ciudad experimentaba una gran transformación urbana.

Una vez, en mi vida pasiva, ya jubilado, desde los años noventas, las raíces me tiran y comparto mi existencia, entre Extremadura y esta encantadora ciudad que me vio nacer y he aquí, en estos años, cuando Huelva está más bonita y atrayente, ya que su fisonomía es, bastante distinta.

Sus avenidas, su mobiliario urbano, sus parques y jardines, tan coquetones, sus variadas fuentes y su grandiosa monumentalidad, les dan un realce impresionante.

Por estas razones, en este día de hoy, dejo mis cotidianos relatos para dedicarlo a dar al Delegado Municipal de Infraestructura, Felipe Arias Durán, mi más entusiasta felicitación en su 38 cumpleaños, por su gran labor cotidiana, su trabajo incansable, por atender a todos los pequeños y grandes detalles, que nuestro pueblo va demandando cada día.

Por todo ello, recibes mi mas efusivo reconocimiento y que estos aconteceres, sigan su ruta, para que en tu próxima tanda municipal, sigas mostrándonos tu gran labor y amor por Huelva.

Feliz día, Felipe.

miércoles, 6 de abril de 2011

X V .- LA PARROQUIA DE LA CONCEPCIÓN




Fue erigida en el año 1.515, sobre tierras donadas por el onubense Cristóbal Dorantes, y se halla ubicada en el centro histórico de la ciudad onubense.

Con motivo del terremoto de Lisboa, el 1º de noviembre de 1.755, sufrió desperfectos de gran envergadura, llevándose a cabo, las obras de reformas a cargo de Pedro de Silva, pero debido a un nuevo seísmo, en el año 1.765, que afecto considerablemente a la torre-campanario, se encargó de la reconstrucción de la misma, Antonio Matías de Figueroas.

En los días aciagos del año 1.936, fue incendiada y una vez reconstruida, en el 1.963 , un nuevo seísmo, causó grandes estragos, llevándose a efecto su remodelación, en el periodo de 1.967-69.

Con motivo de la construcción de un gran edificio colindante,toda la edificación se agrietó, declarándose su estado de ruina, siendo necesario su total restauración, que bajo la dirección de Antonio Jesús López Domínguez, duraron ocho años, dichas obras, desde 1.998-2.006, habiéndose abierto, de nuevo, al culto,

Su fachada, es de estilo barroco, y su interior gótico, formado por una nave central, cubierta por bóveda de cañón, y dos laterales, con ábside poligonal, unidas mediante arquerías de tres arcos.

El presbiterio está presidido, por la imagen titular de la parroquia, la Inmaculada Concepción, y en el lateral izquierdo se halla ubicada la capilla de la Hermandad de la Oración en el Huerto, con su Cristo, tallado por Castillo Lastrucci, y la Virgen de los Dolores, de León Ortega, restaurada por Álvarez Duarte.

A la derecha se encuentra la capilla que alberga el Sagrario, con un retablo del Sagrado Corazón de Jesús.

En el lateral izquierdo, se encuentra la capilla del Baptisterio, un retablo con la Virgen de la Soledad, de la cofradía del Silencio, donada por la familia del Dr. Don Juan Domínguez, como también otro , con San José, donativo de la familia González Barbas (Don Joaquín).

En la parte izquierda. nos presenta un altar con la Virgen del Perpetuo Socorro, la soberbia capilla del Señor de Huelva, Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra del imaginero de Higuera de .la Sierra, Sebastián Santos Rojas , como retablos que acogen a San Antonio de Padua, la Virgen del Carmen, y, otra Purísima para su salida procesional.

Recuerdo, aquellos años ,de mi infancia, cuando todos los domingos, después de la misa, acudíamos al catecismo, con el recordado párroco, don José Manuel Romero Bernal, que nos sorteaba, entre todos los niños hasta, en una ocasión un borreguito, y demás objetos, que nos llenaban de gran ilusión, a la grey infantil, que asistíamos.