miércoles, 7 de octubre de 2009

EL AUGE DE NUESTRO CINE



En aquella alejada infancia, nuestros padres, nos autorizaban a disfrutar del cine, en su versión muda, y la chiquillería, de entonces , teníamos una especial predilección, por las películas de cowboys.

Cuando se anunciaban, en los programas, algún evento, en los que los principales protagonistas fueran Tommy, con su famoso caballo "Malacara", o Tomtyler. cabalgando sobre "Chispita", desde muy temprano formábamos largas colas , para adquirir nuestras localidades de primera grada, en el coliseo de la calle Gravina.

Con el sueldo semanal de una peseta - y era mucho, en aquellos tiempos-, procurábamos administrarnos bien, ya que después de desprendernos de las tres perras gordas - 30céntimos-, en la puerta de entrada, por el callejón, había un vendedor, con una gran bandeja de pestiños, qColor del textoue los adquiriamos por cinco céntimos - llamada perras chicas, que eran devorados , por la grey infantil, mientras subiamos las escaleras del Teatro Mora.

Era enorme, el griterío y la emoción, que se manifestaba, cuando nuestros personajes, perseguían sin piedad, a las bandas de cuatreros que habían robado las piaras de ganado, y entre, una y otras imágenes, se intercalaba la ilustración del desarrollo de los acontecimientos, a través de sus correspondientes cartelas, entre el murmullo de los espectadores.

En el año 1.923, el empresario onubense Sr. Tarín, construyó el Real Teatro. que más tarde con la proclamación de la II República, desapareció el artístico escudo real, que remataba su monumental fachada, denominándosele Gran Teatro.

Años después, cuando habíamos presenciado la proyección de "Currito de la Cruz", tan pronto como llegamos a casa, sentíamos un revuelo en la calle. y la gente corrían hacia Vázquez López, ya que se había originado un incendio, en el coliseo, sin que , gracias a Dios se hubieran producido desgracias personales.

En los veranos, se ponían en funcionamiento los cines Colón, Viaplana, Oriente,Plaza de Toros y en la Plaza de San Francisco, se levantaba, cercado por vallas, el que ya era popular, en el barrio, donde se proyectaron series bastantes interesantes, como eran "El Conde de Montecristo". "Fantomas", "El Jorobado de Nuestra Sra. de Paris" y otras.

En los años republicanos, el Gran Teatro, nos ofrecía el cine sonoro, con la presentación de "Cuatro de Infantería", basada en la primera guerra europea. La segunda película fue "Canción del día", por Juan Torena.

Meses mas tarde, el Teatro Mora, nos ofrecía la gran producción musical, en tecnicolor, "Vagabundo", seguida de la atractiva proyección del "Desfile del Amor", por Maurice Chevalier, con su clásico canotier y Jeannete Macdonall, que permaneció en taquilla, durante un mes.

En estos años se inauguró el Cinema Rábida, con unos llenazos tremendos, época en la que alcanzaron su mayor auge, Imperio Argentina, Miguel Ligero y Alfredo Mayo, presentándose obras andaluzas , como La hermana San Sulpicio, Morena Clara, Cancionera, Malvaloca, El Genio Alegre y otras.

Las salas alcanzaban un lleno absoluto, a las que acudían un público entusiasta.

Hoy día, a pesar de las numerosas y cuantiosas subvenciones, por parte de Cultura a los productores, el cine actual es de escaso interés, viéndose películas de baja calidad y desapareciendo muchas salas, ya que el público no esta de acuerdo con esta pléyade de artista que viven del cuento, por apoyar a los partidos políticos, que ostentan en cada momento el poder.




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