lunes, 9 de enero de 2012

LXV.- MI AMOR POR LA NATURALEZA.



Han terminado mis vacaciones navideñas que, como es tradicional, las he compartido en mi segunda patria chica, la ciudad de Mérida, donde he dejado la mitad de mi vida, allí reunido con mis hijos y mis nietos, quienes desplazados desde los puntos mis dispares de nuestra geografía, hemos departidos estas inmemorables fechas.

Junto a ellos, he vivido mi pasión favorita: la Naturaleza, ya que siempre he sido un entusiasta enfervorecido de ella, ante la inmensidad de su grandeza, desde los años en que ejerciendo mi actividad profesional, durante cerca de cuatro décadas logré establecer lazos de consaguinidad con Extremadura, al contar con numerosos nietos nacidos en esta bella región.

Allí, he gozado como un niño, al palpar de cerca la vida del campo, apreciando la enorme transformación que ha sufrido, al comprobar como ha pasado a la historia aquellos tiempos de trabajo y sacrificio, donde el arado romano y la yuntas de mulas han dado paso a modernos tractores , que trabajando tanto de día como en las horas nocturnas, y dotados de todos los medios de la técnica, como son la calefacción o refrigeración, venciendo las adversidades de la climatología ,removiendo en tiempos impensables inmensas extensiones agrarias.

Los tradicionales viñedos, han sido reemplazados por los emparrados, siendo una delicia contemplar, en la época estival aquellas paredes atiborradas de acaramelados racimos, para gozo de nuestra vista y en el momento de la recolección, modernísimas viñadoras, a través de sus calles, consiguen recoger la uvas dejando limpios los racimos en la propia cepa y una vez repletas sus torvas, se acerca a los remolques para ser trasladados a los lagares de las distintas cooperativas, para ser convertida en los ricos caldos de la región.

Espacios enormes de maizales, nos muestran su fascinante fertilización, gracias a los grandes servicios de regadíos que nos ofrece la Confederacón Hidrológica del Guadiana, que junto a los modernos secaderos, con que cuentan las distintas cooperativas, hacen que sean dignos de los mayores elogios estos cultivos.

Los olivares nos ofrecen una perspectiva maravillosa, ya que cuentan con una extraordinaria instalación de riego, por el sistema de goteo, que ha venido a sustituir al tradicional de secano, al mismo tiempo que se ha empleado el nuevo modo de plantación de los olivos en líneas, separados cada ejemplar por metro y medio de distancia, de forma que al ser recolectados, la cosechadora atiende a los dos laterales de sus calles, con un resultado muy eficaz.

Todo el logro conseguido, se debe a los adelantos de la técnica agrícola como a la tenacidad de la actividad humana, con lo que se ha logrado un aumento considerable de la producción, pero el gran obstáculo, con el que se enfrentan los productores, es el bajo precio que alcanzan en los mercados, con lo que no cubren los gastos de producción, debido a la ruda competencia que les presentan las grandes superficies, que imperan en el mercado actual.

Esperemos que la nueva política del actual ministro del ramo, sepa enfocar convenientemente la cuestión y establezca un adecuado sistema de precios, con los que todo el mundo del campo quede contento y de una vez quede resuelto este gran conflicto.

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