miércoles, 21 de diciembre de 2011

LXIII.- COHETES, EN EL POLVORÍN.



Desde hace unos meses, la Hermandad del la Victoria, esta llevando a cabo diversos actos, como preparativos a la Coronación Canónica de su titular que, oficialmente anunciado, tendrá lugar el día 12 de mayo del año entrante.

A esta simpática cofradía de mi barrio, le tengo bastante cariño, toda vez que en su constitución, a comienzo de la década de los cuarentas, mi padre formó parte de la primera directiva que presidiera don José Zayas, junto a su verdadero artífice, el sastre del Barrio Obrero ,don Eulogio Garcia Ferrer , y participé en los primeros desfiles procesionales, aún si túnicas, junto a mi buen amigo y cofrade Diego Figueroa Poyatos.

Desde entonces, ha ido -in crescendo-, logrando su mayor apogeo gracias al trabajo incansable de su gran mayordomo, Paquito Monís, como también de Pepe Pegueros y otros colaboradores, que hoy día, la convierten entre las primeras cofradías.que desfilan en nuestra Semana Mayor de nuestra ciudad, y que tendrá como broche de oro, su gran Coronación.

Con tal motivo se aprecia un enorme entusiasmo, tanto en esta populosa barriada, como en los circulos capillitas onubenses.

Pero, se dá el caso, de que cuando menos lo pensamos, nos vemos sorprendidos por las inesperadas y grandes sesiones pirotécnicas, dignas de todo encomio, conque manifiesta su alegría, los organizadores de este evento.

Una considerable cantidad de pólvora se quema en salvas, siendo esta una cuestión que he oido censurar, ante la gran crisis económica que atravesamos, con casi cinco millones de españoles en el paro, sin esperanza de solución alguna, donde muchas familias, cuentan con varios de sus miembros en esta crítica situación laboral.

Yo, les brindo desde estas líneas, a la Junta de Gobierno, que reflexione, sobre este particular, y el importe de esta gran derroche de pólvora, en lo sucesivo, lo invierta en bolsas de alimentos , para atender a los necesitados de la feligresía, que en verdad están sufriendo hambre en la actualidad.

Todos nos alegraríamos, que se adoptara esta desición, por la Comisión Organizadora de este sublime acontecimiento, al convertir este despilfarro piroténico, al cumplir con la gran obra de misericordia, de dar de comer la hambriento, y llegado el momento de ser cumplida la Coronación y la Reina del Polvorín, regrese triunfal a este querido barrio, que alguien le sonría agradecido, y le diga:

-¡ Gracias, Madre Bendita, porque me ofrecistes comida, cuando la necesité. !-.


 

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