jueves, 1 de diciembre de 2011

L X.- LA BARRIADA DEL MOLINO DE LA VEGA.




Al abrir, de nuevo, el libro de mis recuerdos, esta vez lo hago teniendo ante mis ojos, aquella gran zona que se extendía desde las proximidades de la Plaza de Toros, hasta la Glorieta, que venia a configurar la Vega de la Ria del Odiel.

Según noticias, de las que existen constancia, habían por aquellas cercanías tres molinos harineros que quedaron reducidos a uno, hasta época reciente.

Allí, acudíamos todos los fines de semanas, donde coincidíamos con bastantes convecinos, para entretenernos en capturar camarones, cuya presencia era muy abundante, y en las proximidades había emplazada una compuerta, que daba acceso al agua de la ría, a las salinas colindantes, por lo que se le conocía, hasta llegar al paso a nivel del ferrocarril de Zafra a Huelva, como " Las Salinas".

La pesca era abundante y nos llenaba de gozo, cuando a la llegada a casa, se lo entregaba a mi madre, y que la transformaba en una suculentas tortillitas, donde nos demostraba su gran arte culinario.

Habían trazada tres calles: la de Santiago Apóstol, Trigueros y Macías Belmonte, que acusaban le presencia de casitas de una sola planta.

Hoy día, al transcurrir del tiempo, este incipiente núcleo de población, se ha convertido en la gran barriada, como actualmente se nos presenta, con grandes naves industriales y acusando una gran actividad comercial, en todos los órdenes, que ha sabido ocupar todo el espacio disponible, convertido en un complejo urbanístico de primer orden, para orgullo de sus convecinos y de toda la ciudad.

Existe en la misma, una gran colonia de gallegos, que se acusa ante la presencia de un típico "Cruceiro", como también, un monumento a Santiago Apóstol, Patrón de España.

En lo que a tradiciones populares conciernen, cuentan con una Asociación que organiza su Cruz de Mayo, así como de una hermandad de penitencia, que en la próxima Semana Santa, hará su primer desfile por la Carrera Oficial.

Dentro de su circunscripción, se encuentran establecidas las sedes de las Policias, tanto Local, como Nacional, así como el Conservatorio Oficial de Música, el Colegio francés Moliére y numerosos centros de alimentación, que vienen todos a atender las necesidades que exigen su nutrida población.

Asimismo, nos traen a nuestra memoria aquellas inmensas montañas de minerales, que esperaban embarcar, en el Muelle Norte, en donde practicábamos, en nuestra juventud la afición a la pesca, que despertó entre los onubenses este deporte, un gran entusiasmo.

La transformación de nuestra ciudad, desde aquella Huelva pueblerina, hasta alcanzar el rango de gran urbe, nos llena de orgullo y satisfacción a los que hemos sido testigo de este cambio, que todos celebramos.

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