miércoles, 29 de febrero de 2012

LXXI.- ANÉCDOTAS COFRADIERAS.



Ya, don Carnal, le ha hecho entrega de su testigo a doña Cuaresma ,y se palpa, el ambiente cofradiero, después de esta ola de frio, que nos ha dejado pasmado y que gracias, a la gran compañía que nos ha ofrecido nuestro brasero, hemos podido vencer este crítico episodio.

Todos los círculos " capillitas ", se encuentran en plena actividad y como es habitual, tan pronto comienzan en poner en movimiento los artilugios santeros, amenazan los nubarrones que nos proporcionarán la ansiada agua, que vengan a paliar las necesidades de nuestros sufridos agricultores, asiés, que sean bienvenidas, pero por Dios, que nos dejen respiro para poder disfrutar de los espléndidos desfiles procesionales de la Semana Mayor onubense.

En esta ocasión, me voy a dedicar a rememorar aquellas simpáticas anécdotas cofradieras, que durante mi residencia , en Sevilla, en los años 41-42, desepués de mi permanencia en el frente, durante nuestra Guerra Civil, mi simpático vecino "Currito", en el Pasaje de Valbanera, entre Relator y San Luís, en el típico barrio de Pumarejo, me relataba este octogenario, que era el tipo representativo de la gracia de esta tierra de María Santísima, que en tiempo existía en Sevilla una cofradía que desfilaba con tres "pasos", figurando en el segundo con un Cristo Crucificado, que portaba en uno de sus brazos de cruz, un gallo, que venía a representar las tres negaciones de Pedro.

Contrataron a una Banda de Música de un pueblo del Aljarafe, que en la tarde de la estación penitencial, con todo el tramo de nazarenos en la calle, al aparecer el "paso", ya con la Cruz en el dintel, la banda rompió la Marcha Real, pero como el gallo encontraba alguna dificultad, para atravesar el medio punto de la puerta, el publico que se encontraba en aquellos alrededores comenzaron a gritar:
- ¡ El gallo, el gallo ! -.
El director que estaba de espaldas a lo que pasaba, al oir el griterío, ordenó:
- ¡ Alto !, el Pasodoble del Gallo.
Y acto seguido empezó a sonar esta gran composición taurina.

En el año 1941, la Hermandad de los Gitanos, se vió en la necesidad de recurrir a su Hermano Mayor Honorario el General Queipo de Llano, ante la imposibilidad de encontrar una agrupación musical para su desfile procesional, debido a un despiste al atender otros asuntos más perentorios.

Acudió toda la Junta de Gobierno, para exponer, ante Queipo, su preocupación por la falta de música.

Prometió su máxima colaboración a ello, y después de ver infructuosa su gestión sobre las bandas de música militares, dando un grito de alegría exclamo:
- ¡ Solucionado, ya tenemos una banda ! -.

Todo los gitanos, emocionados por tal motivo, le preguntaron:
- Mi General, ¿ se puede saber que música vamos a llevar ? -.
Queipo contestó:
- La mejor banda que hay en Sevilla, la de la Guardia Civil -.
Todas a una, pegaron un respingo y le contestaron:
- ¿ De la Guardia Civil , mi General? -. ¡ Pues mejor la sacamos silbando !.







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