miércoles, 13 de octubre de 2010

LA FERIA DE SAN LUCAS, EN GIBRALEÓN


Esta localidad data del Siglo IV a.de C, constituyendo un importante asentamiento musulmán en los tiempos de Al-Andalus, pasando, más tarde, al taifas de Niebla.

Fue reconquistada por Alfonso de la Cerda, en el año 1257, siendo arrebatada a los árabes por Castilla, durante el reinado de Alfonso X 'El Sabio' en 1282, quien la dejó como feudo a su hija Beatriz, siendo disputada la Villa, entre los Medinacelis y los Guzmanes, quedando convertida en Marquesado cuyo título lo ostentó Don Alfonso de Zúñiga, Duque de Béjar, durante el reinado de Carlos V, siendo junto a la vecina localidad de Niebla, una de las más antiguas de la provincia onubense.

Existe una población importante, de personas de raza negra, provenientes del Siglo XV, cuando una gran cantidad de esclavos negros, a través del puerto de Palos de la Frontera, eran destinada a América, toda vez que España, fue el último país de Europa, en abolir la esclavitud.

Gibraleón, celebra en este mes de octubre su tradicional Feria de San Lucas, de origen ganadero, desde el año 1323, por lo que junto a la ya celebrada en Zafra (Badajoz), es una de las de más prestigio e importancia de nuestro país.

Recuerdo, cuando era un niño, todos los años, llegada estas fechas, la Compañía del Ferrocarril de Zafra-Huelva, a través de grandes cartelas, anunciaba el establecimiento de servicios de trenes especiales para dicha feria, a la que los onubenses, abarrotaban aquellas composiciones de hasta quince coches, de los que entonces disponían, con estribo de madera y brillantes pasamanos de metal, que utilizaban aquellos sufridos revisores, para pasar de una departamento a otro, en plena marcha, toda vez que éstos eran independientes, con sus correspondientes puertas de entrada y salida.

Una vez llegada a la localidad olotense, se formaba una riada humana desde la estación al Real de la Feria, que nos ofrecía la presencia de algún que otro circo, junto a los humeantes puestos de castañas asadas.

Era muy frecuente las visitas a la antigua fábrica de cervezas "Mahou" que, nos ofrecía su exquisito producto, servido en botellas de barro vidriado y, que más tarde se transladó a la Villa y Corte, siendo una de las marcas más prestigiosas que existen en nuestro actual mercado.

Y aquella angosta calle del Carmen, que olía a peros de nuestra sierra, con abundancia asimismo, de puestos de castañas, nueces, turrón y tómbolas que atraían la atención de los visitantes que acudían, tanto de la capital, como de toda la comarca, en estos días feriados.

En el real ganadero, cerraban con apretón de manos sus tratos felizmente y, en estas ferias, por aquel entonces, los agricultores se abastecían de aquellos elementos, que cubrían sus necesidades en el ambiente agropecuario, que hoy en día, ya no son necesarias, por disponer de un comercio, que nos ofrece tener a cubierto todas la necesidades que la vida nos va exigiendo, a través de las últimas novedades, que el comercio nos ofrece.

No obstante, llegadas estas fechas, acudimos a nuestro acerbo y, recordamos cuando al regreso de Gibraleón, llegábamos a nuestros hogares, para mostrarles a nuestras madres, aquellas alforjas, en miniaturas, repletas de nueces y castañas, como frutos que nuestra Sierra, nos ofrecía en aquellos otoños llenos de pobreza en lo que entonces llamábamos, con cariño España.


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