miércoles, 17 de agosto de 2011

XXXIII.- LA PLAYA DE LA PUNTA DEL SEBO.



A mediados de la década de los años cuarentas, ya en declive el Balneario del Odiel, que más tarde, en un corto espacio de tiempo, desapareció, se iniciaron los trabajos de adecuación, para rellenar, posteriormente, de arena , el espacio comprendido entre el monumento a la Descubridora y el muelle embarcadero de la Punta del Sebo, lo que dio lugar a que nuestra ciudad pudiera disponer, de una popular y recoleta playa, para el disfrute y gozo de todos nuestros convecinos.

El Ayuntamiento colaboró, con la construcción de treinta casetas de baños, y con la colaboración de la Junta de Obras del Puerto y RENFE, pronto se puso en marcha aquel simpático y popular tren playero, que partiendo de las proximidades de la actual Comandancia de Marina, dio lugar a que se diera cita la juventud y toda la población adulta onubense, que acudían pertrechada de todos los elementos, propios de la estación estival, para concentrase en aquel privilegiado lugar, junto al estuario que forman los ríos Tinto y Odiel, teniendo como fondo el verde y simpar paraje rabideño.

Esta acogedora playa, siempre contó con el beneplácito de todos los onubenses y como no recordar, la multitudinaria concentración de ciudadanos, que acudían, en la época del anterior régimen, con motivo de la celebración del 18 de julio, que con el cobro de la paga extraordinaria, allí estaban con sus canastas de comida, para pasar un día a lo grande, en reuniones familiares, con un a juventud desbordante llena de alegría.

Se daban citas vendedores, que ofrecían al público toda clase de artículos, como patatas fritas, helados, sandías, y también recuerdo aquel despacho de agua fresca que ofrecían en tallitas de barro blanco de Lebrija, tan características en Andalucía.

Después del disfrute de un gran día, de las excelencias de esta coquetona playita, era maravilloso el regreso, entre cantes por fandangos y el ya famoso pasodoble de "Mi Huelva, tiene una ría", de Emilio Molero, en "La Terraza", de la Palmera, en el muelle.

Ya, más tarde, llegó el progreso, la industrialización de la zona, y aquel lugar entrañable, empezó a sufrir los efectos contaminantes, que dieran al traste con la inmensidad de nuestro cielo azul, que en aquellos alrededores dieron pasa a verdosos nubarrones, que nos brindaban las chimeneas fabriles, que nos vinos a privar para siempre, del privilegio de disponer de nuestra atractiva playa.

2 comentarios:

  1. Interesante blog. Toca todos los temas de Huelva de un modo reposado, tranquilo, documentado...

    Y con conocimiento de causa.

    Enhorabuena.

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  2. Acerca del nombre del Monumento a Colón hay algunas discrapancias.

    Yo coincido con lo que dice Choco Tóxico en ESTA entrada de su blog.

    Un cordial saludo.

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Agradezco vuestra colaboración,espero veros a menudo por aquí.