miércoles, 9 de noviembre de 2011

LVI .- UN ROBO, BASTANTE SONADO.



Discurría, apaciblemente, el verano del año 1.940, cuando tuvo lugar esta simpática anécdota, que tuvo resonancia, durante muchos años, en el acogedor ambiente de los "Cuatro Cantillos".

Nuestra vida, se desenvolvía alrededor del entorno de nuestro negocio familiar, que desde 1.912 cuando mi padre adquirió el traspaso del mismo, a don David Calvo, por la astronómica suma, en aquel tiempo, de siete mil reales, y que a través de los años, se convirtió en la tienda mas popular de nuestra ciudad y en el centro de atracción de la grey infantil.

Junto al local comercial, teníamos anexa nuestra vivienda, y como mi hermana se levantara. sobresaltada, una noche, para avisar a mis padres que había sentido ruidos extraños, que venían de la tienda, mi padre me comunicó lo que pasaba y acordamos ir yo hacia ella, por el interior, y él salió hacia la calle, para entrar , por la puerta de la esquina a Miguel Redondo.

Pero encontrándose, en las cercanías del bar "El Tupi", un sereno, al ver que un individuo había entrado en nuestro establecimiento, empezó a alarmar, con su silbato, a todo el vecindario, que se echó a la calle para saber que es lo que ocurría.

Al enterarse de que estaban robando en la tienda de Baltasar, pronto se formó un gran grupo, entre los que recuerdo al capitán Manaute, con la pistola en la mano; Manuel Martínez, el dueño del " Café Buenavista, provisto de un garrote; Antonio "El Fundidor", con el bastón de un paraguas, y muchos curiosos que estaban dispuestos a cazar a los "cacos".

Las voces eran unánimes: " -¡ Baltasar, que te están robando !-".

Y, después de comentar conmigo, la inesperada y confusa situación, que se había creado, optó por asomarse a la ventana y dirigiéndose al numeroso grupo, que no dejaban de gritar, les dijo:

-¡ Amigos míos, no se alarmen Vdes, pues el ladrón , soy yo !-. Y una vez relatado todo el episodio ocurrido, todo fue risas, permaneciendo cerca de una hora en una conversación, amena y divertida, ya avanzada la madrugada.

Han transcurrido muchísimos años desde entonces, y hasta hace poco tiempo, hay algún que otros vecinos, que aún recordaba este suceso, entre una sonrisa, que hace recordar, la familiaridad que reinaba entre nuestros convecinos, que ponían de manifiesto como existía la solidaridad, en aquella Huelva inolvidable, en aquellos momentos felices en que se desenvolvía nuestra existencia.





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