miércoles, 3 de febrero de 2010

ENERO, MES DE LOS CUARENTA DIAS



Cuando, llegue a ti, amable lector, estas líneas, habrás culminado este interminable mes de enero, al que mi padre solía llamar el mes de los cuarenta días, pues es como la zarza mora, en el que se van enredando, fiestas, tras fiestas, que nos imponen realizar gastos, que aunque previstos, a veces, se nos disparan, fuera de nuestras fuerzas y nos llevan a unos extremos, en los que la propia economía, por muy bien que se encuentre, ésta se ve resentida.

Así, pues, debido a la transformación de nuestro sistema de vida, cada cual, en estas fiestas, hace un esfuerzo, ya que no basta la mejor voluntad de organización, que tengamos, sino que siempre surgen imprevistos, de última hora, no calculados, que se imponen, y que no nos queda más remedio, que aceptarlos.

Pero, este año, nos hemos encontrado, con algo, que no se nos había pasado por la cabeza, que nos iba a ocurrir, aunque al pulsar la situación, lo intuímos. Se nos ha presentado, sin esperarla, una grave crisis económica, de pronto, que nos esta causando estragos impensables.

Cuantas casas, se ponen ante nuestra vista, en la que observamos, como, dentro de una misma familia, cuentan con varios miembros de ella , en paro.

Aquel ciudadano que contaba con un empleo fijo, de la noche a la mañana, se enfrenta con el despido, que le comunica su empresa, que se ha visto obligada, a dar el cerrojazo, por falta de demanda de su productividad.

Y, aquel otro que con gran esfuerzo, se había hecho de su pisito, o de su coche y que por la crítica situación económica, que se le ha presentado, no puede hacer frente a su contraída hipoteca, y con dolor, de su corazón , se tienen que ver desprovisto de ellos.

Los bancos , se han retraídos, en lo que a concesión de créditos se refiere.

Con motivo de las recientes fiestas navideñas, he pasado, estos entrañables días, en la monumental y querida ciudad de Mérida, y he sido testigo de la gran transformación, que hoy día, ha experimentado, al crearse nuevas y maravillosas barriadas, donde se han levantado modernísimos bloques de viviendas, con perspectivas a una población de 120.000 habitantes.

-¿ Qué , ocurre ?-. Pues, que en cada uno de esos enormes edificios, solo hay ocupados dos o tres pisos, ya que las empresas constructoras, ante la abrumadora demanda de viviendas, han contado con los correspondientes avales bancarios, que les eran concedidos, con gran facilidad, ante la boyante situación , de que disponían, se han vueltos locos, y de pronto se presenta este gran parón de las ventas.


Hace unos días, hemos podido comprobar, como el municipio , de una capital andaluza, anunciaba el sorteo, para adjudicar 160 viviendas, para la que se habían presentado 2.000 solicitudes, para ocuparlas, y al que solo se presentaron tres aspirantes. -¿ Motivos ?-. Pues es comprensible, toda vez de que sirve que resultes agraciado en el sorteo, y obtengas el soñado piso, si luego viene la segunda parte, que no puedes contar con el crédito bancario, para poderla poseer.

Ante, esta situación, se abstienen de presentarse al sorteo, y renuncia a su aspiración de poderla obtener.

Y, cuantos pisos y coches, han sido subastado por los bancos, que los han adjudicados a su funcionarios, por falta de pago de sus dueños.

Ese, es el aspecto que nos ofrece, hoy día, nuestra sociedad. Por eso, después, de lo complicado, que hogaño, se nos presenta la vida, llegada esta pléyade de días festivos,, y la economia de cualquier ciudadano, se ve bloqueada, por unos gastos, que son esperados, pero que se disparan, y dejan nuestros bolsillos, con los forros a la vista,y cuando nos sentimos aliviados, al recibir la nueva paga, se ve, de nuevo en entredicho, ante la presencia de las tradicionales rebajas, que nos ofrecen el comercio, en general, y que viene a hacernos, de nuevo, mella, en nuestro ya alicatado y sufrido presupuesto.

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