Aquel , Domingo de Ramos, era el más puro gozo, de la Primavera del año 1.948. La hermandad de la Oración en el Huerto, de Huelva, había organizado una excursión a Sevilla, para poder disfrutar del esplendor y grandeza de la Semana Santa sevillana, toda vez que se encontraban montados, en los respectivo templos, los "pasos" de las distintas cofradías, para que pudiéramos saciar, nuestra curiosidad por conocer la grandiosidad y belleza, que teníamos ante nuestros ojos.
En el Patrocinio, nos dejó el autocar, y aquí, empezamos nuestras visitas, teniendo ya ante nuestra presencia, al Stmo.Cristo de la Expiración, vulgo "El Cachorro", que se hallaba expuesto en solemne Besapiés, encontrándose entre los allí asistentes, el gran jesuita padre Cué, que nos comentaba, al examinar de cerca la sagrada imagen, que su creador, Francisco Ruiz de Gijón, era un verdadero catedrático de Anatomía.
Junto , se hallaba el "paso" de la Virgen del Patrocinio, obra maestra del gran imaginero Álvarez Duarte, que aquel año se estrenaba, para reemplazar a la anterior , que había sido pasto de las llamas, en un pavoroso incendio, que sufrió la capilla.
En San Jacinto, visitamos a la Reina de Triana, su Esperanza, y ante su soberbio trono, les dije a mis acompañantes de grupo, Manuel González Escudero y Miguel Hierro Barreda:
Fíjense, lo guapísima, que es esta Virgen y un Señor, que se encontraba a nuestro lado, exclamó:
Sí, Sres, es muy guapa, nadie lo duda,....pero la otra...
Y, yo le respondí:
No me puede Vd. negar, que es macareno, y nos contestó:
Nacío y bautizao , en San Gil.
Proseguimos, nuestra marcha, y llegamos a la iglesia de la Magdalena, donde en aquel momento, se encontraba, nuestro buen amigo Pepe Gentil, probo funcionario de la Delegación de Hacienda ,en Huelva, y directivo de la hermandad del Calvario, quien nos refirió la siguiente anécdota:
En esta Cofradía, establecen sus Estatutos, que cinco minutos antes, de las cuatro de la madrugada, hora en que hace estación, el Hermano Mayor, se dirige hacia los "pasos", y cogiendo de la mano al primer hermano de cirio, que tiene a su alcance, junto al director espiritual, le hacen entrega, tanto uno, como el otro de la vara dorada y del cirio, y éste lo intercambia entre ambos, no sabiendo nadie en la cofradía, quien ostenta la vara de Hermano Mayor, ni en que lugar de la comitiva va este con su cirio.
-¡ Qué grandeza de espíritu !-.
A continuación, recorrimos todas las iglesias , tras contemplar al Señor de Sevilla, el Gran Poder y la Esperanza Macarena, Amargura etc. etc., y una vez en Casa Calvillo, en la popular calle de las Sierpes, desde la mesa que daba a la calle, empezamos a presenciar los desfiles procesionales del Domingo de Ramos.
Sobre las seis de la tarde, a través de la calle Sagasta, llegamos a la Plaza del Salvador y ante "La Alicantina"", nos paramos, para ver de regreso de la catedral, la hermandad de la Cena, y ante aquel conjunto escultórico, obra de Bidón, aunque de escaso valor artístico, me impresionó y les dije a mis acompañantes:
-¿ Que les parecería a Vdes. si este misterio lo creáramos en Huelva ?-.
Manolo, respondió, como un cohete:
Eso,seria cosa de locos, con la hambruna, que estamos viviendo.
En cambio, Miguel Hierro, recapacitó, y me decía:
Lorenzo, eso sería algo maravilloso, un ensueño, tener en Huelva, algo así.
Ya, anochecido, estábamos en el autocar de Damas, camino de regreso, y a la noche siguiente, al reunirnos, como de costumbre, en el Bar "La Palma", insinué , de nuevo el tema y Manolo me dijo:
Lorenzo ,he estado toda la noche, pensando en lo mismo, y he decidido, ante la gran ilusión, que te embarga, sobre este asunto, que cuentes conmigo, y sea lo que Dios quiera.
Al domingo siguiente, de Resurrección, formamos una comisión, integrada por hombres de paja y nos dirigimos a la parroquia de San Pedro, para entrevistarnos con el párroco y Arcipreste don Julio Guzmán López, y al comunicarle, nuestras intenciones de organizar la cofradía de la Cena, montó en cólera y nos echó de la iglesia, por la escalera de la sacristía.
Acto seguido, pusimos rumbo hacia el Polvorín, recibiéndonos, el párroco don Pablo Rodríguez
González, en su despacho, preguntándonos que qué queríanos de aquella Santa Casa.
Al exponerles, nuestra pretensión de fundar la Hermandad de la Sagrada Cena,nos dijo:
Es, una, gran idea ilusionante, así que contar, desde este momento con mi parroquia y también conmigo.
Quedamos citado, para el domingo siguiente, y nos abrazamos de alegría.
Huelva, había puesto en marcha, sin dudas, la Hermandad de la Sagrada Cena.
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