miércoles, 3 de marzo de 2010

LA SEMANA SANTA ONUBENSE ( I ).


A finales de la década de los veintes, la Semana Santa, de Huelva, comenzaba a partir, del Martes Santo, en que hacia estación de penitencia, desde la parroquia de San Pedro, la hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, que solo desfilaba con un "paso", en el que aparecía el Nazareno,con la Cruz a cuesta.

Por aquella época, era costumbre, instalar.en los barrios, los días en que salían cofradías, puestos ambulantes de alfajores, que una vez puesta en marcha la procesión, servían de orientación para el público, ya que su presencia anunciaba, la cercanía de la comitiva penitencial, y que cuando se acercaban a nosotros, estos vendedores, con sus tableros, con sus mercancías, sobre sus cabezas, luciendo unos artilugios, a base de petróleo, bastantes llamativos, ya los nazarenos, estaban a punto de aparecer.

El público, se concentraba, ya en el último tramo del itinerario, en la calle José María Labra, que daba frente a la salida de la calle Madre Ana, para ser testigo de la pericia del capataz, Rafael Clares, para sortear el sin fin de obstáculos ,´ que suponían atravesar, esta angosta callejuela.

El Miércoles Santo, el barrio de San Francisco, vestía sus mejores galas, y su típica plaza, circundada de vetustas acacias, en plena floración, llena de ramilletes de "conejitos", constituía la delicia de la chiquilleria, que los abatía, para deleitarse en su consumisión.

Por la tarde, veíamos cruzarla un grupo de jovencitas, que portaban varias canastas de celindas, que la familia Calvillo, acopiaban de los arbustos, de su amplio patio, para exornar el trono de la Virgen de sus amores.

Existía, en aquella época, una sección de "Armaos", siendo su jefe, el popular relojero de la calle Alfonso XII, "El Chato Millán", hombre de una gran humanidad, quien a través de sus comentarios, a lo largo del año, usaba el estribillo de "Nosotros los Romanos", que siempre tenia en su boca.

Al paso del Cristo, por la calle de la Aceña,se escuchaba aquella "saeta·:

Entre redoblar de tambores
y sonidos de cornetas,
avanza Cristo, en la Cruz,
en medio de la multitud,
camino de La Placeta.

Detrás, el trono de la Virgen, muy pobrecito, con las bambalinas moradas del palio, salpicados por doradas estrellas, y Ella, con su toquilla blanca, mirando al Cielo, con su resplandeciente diadema.

A su recogida, el popular cantaor , ",Carnicerito de Huelva", lanzaba al aire aquella "saeta":

Morenita y huelvana,
de San Francisco, la flor,
en el Cielo, Soberana,
Eres, la Madre de Dios
y Estrella de la mañana.

El Jueves Santo, a las tres de la tarde, salia de la Iglesia de la Merced, la Oración en en Huerto, y una vez, de regreso al templo, un gran gentio se quedaba , en la plaza del mismo nombre, para poder contemplar la salida, que a las siete, verificaba la hermandad de los "Judios", apareciendo ante la fachada de la fábrica de jabones de Ramón Pardo, en el Paseo de la Independencia, una escuadra de la Guardia Civil, montada, con uniforme de gala.

Y, ya de madrugada, la muchedumbre se daba cita , a las puertas de la parroquia de la Concepción, para ver la salida del Señor de Huelva, Nuestro Padre Jesús Nazareno, que tan venerado es en nuestra ciudad, que en su recorrido, al virar en la Plaza 12 de Octubre, para enfilar la calle Marina, recibe los primeros rayos del Sol, mientras se oye:

Padre Jesús Nazareno,
que sales de madrugá,
el día va amaneciendo
y la fe, vas encendiendo,
entrando por la "Calzá".

Y, aquella Placeta, repleta de amantes de nuestras tradiciones, que se agolpan , en la inmediaciones del Centro de Instrucción Comercial, para contemplar, su tipico balcón de estilo regionalista, a rebozar de cantaores, que tanto interés despierta, entre los buenos onubenses.

Viernes Santo.a las tres de la tarde, parte la comitiva de nazarenos, desde el Colegio de los Padres Agustinos, en perfecta organización, para recoger en la iglesia del convento de Santa María de Gracias- Agustinas-, a la Virgen de la Consolación, en su "paso", de caoba, de traza gótica, que aparece a los pies del Santo Madero.

Por la tarde, la Plaza de San Pedro, se halla repleta de público que espera la aparición de la hermandad del Santo Entierro de Cristo, y ya en la calle, podemos apreciar en primer lugar, a la Virgen de las Angustias, con aquellos monumentales faroles ,en sus esquinas, de gran belleza artística. En segundo lugar,se nos presentaba el traslado de Cristo,al sepulcro, rodeado de los santos Varones, San Juan , la Magdalena, Maria Cleofás y María Salomé, un conjunto escúltorico .de gran comprensión artística, y que era el "paso", de mayor dimensión, en nuestra capital, marchando, por último las Virgen de la Soledad, en su soberbio trono, con palio y manto, negro,con un bordado maravilloso, de ambos.

Y, como colofón de los desfiles procesionales, de nuestra Semana Santa, la hermandad del Silencio, con la Virgen de los Dolores, con sus túnicas negras y antifaz verde con el bordado más impresionante que hemos podido admirar, y que fue adquirido a la cofradía del Valle ,de Sevilla, y que tuvo la suerte, de salvarse de la horda iconoclasta en el año1.936.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradezco vuestra colaboración,espero veros a menudo por aquí.