miércoles, 24 de marzo de 2010

LA HERMANDAD DE LA SAGRADA CENA ( II )





Al domingo siguiente, fuimos recibidos, por el párroco don Pablo Rodríguez González, y cual no sería nuestra sorpresa, cuando nos presentó, sin esperarlo, el boceto del escudo de la hermandad y que consistía, en una María, formada por las cuentas del Rosario, de la que pendía una cruz, en cuyo centro contenía los atributos eucarísticos, formado por un cáliz y la Sagrada Forma, con una cartela, en la que aparecía la inscripción "Ego sum panis vivo".

Igualmente, se acordó la titulación que, fue aprobada, con la unanimidad de los asistentes, que quedó denominada "Hermandad de la Sagrada Cena Sacramental, Santísimo Cristo del Amor y María Santísima del Rosario".

Asimismo, se llegó a un acuerdo, sobre los colores de la bandera, como de las túnicas, que tienen que guardar relación, con el hábito dominicano, ya que Santo Domingo de Guzmán, fue el fundador del Santo Rosario.

Fué designada la Comisión Organizadora, por los Sres. Báez García, González Escudero,Cruz Marras, González Suero,Mora y Mora, Delgado Sánchez y Ortega Sánchez.

Como me unía lazos familiares, con el Hermano Mayor, de la hermandad de las Tres Caídas, don Manuel Vázquez Cayuela, le solicité que me facilitara, los Estatutos de la misma, para tener una orientación en la elaboración de nuestras Reglas, que a las dos semanas siguientes, ya redactadas, se remitieron a la gestoría "Reportín", de Sevilla, quien se encargaría, de su tramitación cerca del Arzobispado hispalense, toda vez que, aún, no existía nuestro Obispado.

Se hicieron gestiones con el imaginero local don Antonio León Ortega, para que nos formulara presupuesto para la realización de misterio, pero alegando el exceso de trabajo, que tenía pendiente, solo se comprometía a hacernos la imagen del Cristo, por nueve mil pesetas y con la condición de que le teníamos que proporcionar la madera de ciprés, para su realización.

Como por aquella fecha se estaba llevando a cabo la monda de la vieja necrópolis de San Sebastián, conseguí del entonces Alcalde, Don Pedro Pérez de Guzmán y Urzaiz, la autorización necesaria para la tala de un gran ejemplar de ciprés, para conseguir el fin , que pretendíamos.

En cuanto al apostolado, a través de la Cámara de Comercio, de Huelva, se solicitó a su homóloga , de Valencia, una relación de escultores imagineros,que pasado unos días, llegó a nuestro poder, pero como en la misma figuraban 22 , a fin de saber a quien elegir, me dirigí , al director del Hotel Metropol, de la ciudad del Turia, antiguo compañero de fatigas, en la guerra civil, para que me diera información, sobre a su juicio, quién era el más competente para que nos realizara el trabajo, recibiendo contestación , a nuestra misiva, señalándonos,que sin duda alguna, eligiéramos a don Enrique Galarza,que era un prestigioso profesional.

Seguidamente, nos pusimos en contacto, con dicho imaginero, solicitando presupuesto, para que nos realizara el apostolado, para vestirlos, como es costumbre en Andalucía, fijando la cantidad de dos mil cien pesetas, por cada unidad- cabeza, manos y pies , y una vez, aceptado, empezó su trabajo.

Seguidamente, montamos una rifa de borregos, todos los domingos ,en el Mercado de Carmen, teniendo gran aceptación de público, que en cada jornada se sorteaban los diez ejemplares, que exponíamos en el espacio acotado, dejándonos unos beneficios de 5OO pesetas por unidad, con lo que hicimos frente a la construcción de todo el Misterio.

La hermandad ,hizo acto de presentación pública , en la procesión,de la Virgen de la Cinta, del mismo año 1.948, con una extraordinaria bandera, confeccionada y bordada por las Carmelitas Descalzas,de Badajoz, y varas de presidencia.

El prestigioso orfebre sevillano, don Jesús Domínguez Vázquez nos confeccionó cuatro magnificas bocinas cinceladas, las primeras de esta clase, presentadas en nuestra ciudad, así como dos faroles de acompañamiento para la Cruz de Guía, Libro de Reglas, juego de potencias para el Cristo y varas de presidencia.

Recibidos los Estatutos, debidamente aprobado,por la autoridad eclesiástica, se convocó Junta General extraordinaria, en el Colegio de la Asociación de Ferrocarriles de la 23ª Zona, y salió elegida la primera Junta de Gobierno, presidida por su primer Hermano Mayor, don Antonio Báez García, y una vez terminada la misma, nos trasladamos a mi domicilio, en donde tenía montada una exposición, con todo el patrimonio de que disponía la hermandad, y fue tal la ilusión , que la misma despertó en el ánimo, de los asistentes, que se acordó, en aquel momento, hacer estación de penitencia, en la Semana Santa próxima, del año 1.951.

Don José García Blount, teniente hermano mayor, encargó la madera, para la construcción del "paso", estableciéndose unos tiquets de 25 pesetas, que con su simpatía colocaba , entre los que examinaba para obtener el carnet de conducir.

El popular tallista onubense, don Miguel Hierro Barreda, nos entregó el presupuesto de 60.000 pesetas por la ejecución de la parihuela, tallado, cuatro candeleros de esquina y dos de tres luces, y 3.000 pesetas por la Cruz de Guía, en madera de caoba de Guinea.

El Tesorero, Manolo Llanes Muñoz, en su establecimiento de tejidos, colocaba participaciones de Lotería, en todos los sorteos, y con los beneficios confeccionamos 200 túnicas, los faldones y ropajes del apostolado.

El Viernes de Dolores, tuvo lugar la solemne bendición, del "paso", con todo el Misterio, por el director espiritual don Pablo Rodríguez González que rebozaba de gozo, y entre los asistentes mi entreñable amigo,Diego Díaz Hierro, quien me dijo:

Lorenzo, cuantas veces te he tildado de loco, cuando te metistes en esta gran empresa, de montar, esta fantástica cofradía, pero ahora me convenzo, de que los niños y los locos, son capaces de conseguirlo todo en la vida. Mi dilecto amigo, como recuerdo de este día grande,para ti, te entrego estas saetas, que os dedico, de todo corazón:

Santo Cristo del Amor,
del hermandad de la Cena
alíviame en mi dolor,
y a la espina de mi pena,
dale tu fragante flor.

Hermosísima hermandad
la de la Cena Sagrada,
orgullo de esta ciudad,
que de ti, esta enamorada,
por tu lujo y cristiandad.

Ya, Jesús, bendice el pan.
y en sus manos lo convierte,
entre Judas y San Juan,
camino va de la muerte,
por su dulcísimo afán.

En la Mesa Sacrosanta,
con blanca mantelería,
voz de oro,en su garganta,
funda Dios, la Eucaristía,
para hacer,la vida santa.

Y llega el Día Grande. A las siete de la tarde, los alrededores de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, está a rebozar. Aparece la Cruz de Guía, bajo el dintel del templo. Largas filas de nazarenos y en la puerta la Junta de Gobierno, espera la llegada de la Madrina, doña María Jiménez, de Mancheño, que hace su aparición, luciendo la clásica mantilla española, siendo cumplimentada, por todos los miembros directivos, que le hacen entrega de un ramo de flores,y una vez, en el interior, lo ofrenda el mismo, al Señor.

Suenan dos martillazos, en el llamador y ella ,lanza el tercero, al mismo tiempo, que aquella ingente mole, se levanta y empieza a hacer su aparición, por la puerta y es presentada al pueblo de Huelva, entre una estruendosa ovación, mientras se oye, la primera "saeta", que lanza al aire, el popular Cerrejón:

Del Polvorín,sale la gloria,
lo mejor, de lo mejor,
es la hermandad de la Cena,
con su Cristo del Amor,
orgullo de Huelva entera.

Y precedida, por la escuadra montada de la Guardia Municipal, de gala, y acompañada por las bandas de cornetas y tambores de la Cruz Roja, y la de música de Bonares, la comitiva, avanza al anochecer, hacia el centro de la ciudad, que la acoge con gran fervor y alegría.

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