El edificio es una construcción, de estilo gótico-mudéjar , del Siglo XV, y se accede al mismo, a través del patio claustral "Obispo González Moralejos", construido en el año 1.991, formado por arcos de medio punto, en cuyos laterales, destaca la lápida funeraria de la Familia Garrocho, del año 1.604, que fue trasladada, a dicho recinto, tras el derribo de la antigua iglesia de San Francisco, destacando , asimismo, el solado, al utilizarse las antiguas lápidas de la vieja necrópolis de San Sebastián.
En la zona Este, se encuentra la galería principal, rematada por una artística espadaña, con la presencia de cuatro campanas y un magnífico reloj.
El interior del santuarios, es de planta rectangular, con una nave principal y dos laterales, encontrándose en la primera, el ábside, con una bóveda, de estilo barroco, y en sus laterales nos presentan dos capillas, destacando, igualmente un pequeño coro del Siglo XVIII.
También sobresale, una serie de azulejos, realizados por Daniel Zuloaga, en el año 1,920, sobre diversos temas marianos y de marinería.
La entrada principal, está formada por tres puertas , del Siglo XVI, enmarcadas por arcos mudéjares, en ladrillos, encuadrados en alfiz. En los laterales, del interior destacan cuatro interesantes vidrieras, donde se relatan una leyenda mariana, en la que la intercesión de la Virgen de la Cinta, da la libertad a un marinero onubense, posibilitando, asimismo, la conversión de un musulmán.
En el año 1.955, se llevó a cabo, una restauración del santuario, con la colaboración del torero local, Miguel Báez Espuny y el Gobierno Civil, bajo la dirección técnica, del Arquitecto onubense don Juan Miguel Rodríguez Cordero, y en 2.007, el pintor local don José María Franco, realiza la restauración de las pinturas de la bóveda central.
Ante el santuario, se halla la Plaza de los Capellanes, con una Rosa de los Vientos,en el centro, y al borde de la misma, nos encontramos, con el magnífico mirador, desde donde podemos contemplar, la soberbia perspectiva que nos ofrece la ría de Huelva, y allá abajo, a los pies de los cabezos, se observa el Humilladero, construido, sobre una ermita, que levantó un
zapatero, en acción de gracias, a la Santísima Virgen de la Cinta, y que fue destruida, por los árabes.
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