Es un monasterio franciscano, sito en el término municipal de Palos de la Frontera, que en el Siglo XIII, tras la conquista cristiana, perteneció a la Orden de los Caballeros Templarios, y hay referencias, de que el propio San Francisco de Asís, llegó a este lugar, acompañado de doce discípulos, para fundar este humilde cenobio franciscano, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Milagros, en el año 1.261, y según bula del Papa Benedicto XIII, data de 7 de diciembre de 1.412, recibiendo, después, en los primeros inicios, la colaboración de nobles y vecinos del lugar.
Esta enclavado, en un alcor, desde donde se domina-la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, conociéndose, en la antigüedad, como Peña de Saturno.
Según la leyenda, atribuida a fray Felipe de Santiago, había existido un altar, dedicado al dios Baal, de los fenicios, y más tarde los romanos, eligieron este sitio, para rendir culto a su diosa Proserpina.
Los árabes, levantaron un reducido monasterio, con monjes caballeros, similares a los de las órdenes cristianas.
El cenobio, con mas de 2.000 m 2, de extensión, a lo largo de sus quinientos años de vida, ha sufrido diversas modificaciones, y muy particularmente, a raíz del terremoto de Lisboa, en 1.755, cobrando un gran impulso, a partir de la llegada, en 1.485, de Cristóbal Colón, acompañado de su hijo Diego, y en él se hospedaron, recibiendo gran apoyo de los frailes franciscanos, como fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena, que les ayudaron en su contacto con la Corona y con los marineros de la zona, que se pusieron al habla con el naviero Martín Alonso Pinzón, de gran prestigio en toda la comarca, que entusiasmado con el proyecto de Colón, ayudo económicamente al mismo, y con la colaboración de familias de Moguer, pronto contaron con dos carabelas, la Pinta y la Niña ,y poco después la Marigalante, donada por el naviero santanderino Juan de la Cosa, , que enterado de la organización, puesta en marcha, ofreció participar en la misma, y dado el espíritu cristiano de la expedición, la bautizaron con el nombre de Santa María .
Una vez descubierto el Nuevo Mundo, Martín Alonso Pinzón, regresó a Palos de la Frontera, el día 15 de marzo de 1.493, llegando bastante enfermo, falleciendo días más tarde, siendo sepultado en el monasterio, en la capilla de la Virgen de los Milagros.
En 1.528, arribó al puerto de Palos , Hernán Cortés, tras conseguir la conquista de Nueva España, acompañado de su amigo Gonzalo de Sandoval, que cayó enfermo y murió en la fonda del pueblo, siendo enterrado en el monasterio.
Unos meses más tarde, Francisco Pizarro, se hospedó en el mismo, entrevistándose con su primo Hernán Cortés.
Desde este cenobio, partieron, para evangelizar las tierras descubiertas, fray Juan de Palos y fray Juan Izquierdo.
Después de la guerra de la Independencia y la Desamortización de Mendizábal, el monasterio queda en casi la ruina, hasta que en 1.882, el Rey Alfonso XII, lleva a cabo una restauración, y más tarde, con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América, cuya organización estuvo a cargo del Gobernador Civil de Huelva, don Mariano Alonso-Castillo y Bayón, III Marqués de Casa Ximénez, se encargó de su total restauración, que fue llevada a cabo por el Arquitecto don Ricardo Velázquez.
En el año 1.926, se hospedaron, en el mismo, los intrépidos aviadores del "Plus Ultra",, que realizaron el raid Palos-Buenos Aires, quienes oyeron misa, ante la Virgen de los Milagros.
El 3 de agosto de 1.992, se celebró, en el interior del monasterio, un Consejo de Ministros, presididos por el Rey Juan Carlos I, con motivo del V Centenario.
Asimismo, el 14 de Agosto , del mismo año, es visitado por el Papa Juan Pablo II, al celebrarse la Coronación canónica, de Nuestra Señora de los Milagros.
El Monasterio de la Rábida, fue declarado en 1.856, Monumento Nacional, y en 1.949, Primer Monumento Mundial de los Pueblos Iberoamericanos.
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