miércoles, 23 de febrero de 2011

IX.- EL EMBALSE DE PROSERPINA.



Situado al pie de la Sierra de Carija, a una distancia de cinco kilómetros de la ciudad de Mérida, en el arroyo de Las Pardillas, afluente de segundo orden del río Guadiana, y que venía a constituir uno de los tres sistemas, que abastecían de aguas a la antigua Augusta Emérita, cuya primera función, actualmente desaparecida, hacen que estas aguas retenidas en Proserpina, tengan otra aplicación, distinta a la que en sus orígenes le dieron los romanos.

Tienen una longitud de coronación de 428 metros, y con motivo de los estudios llevados a cabo por la Confederación Hidrográfica del Guadiana, se ha podido confirmar, después de la retirada de los materiales, se puso al descubierto unos siete metros de la parte inferior de su estructura, cuestión de que no se hubiera verificado hasta entonces.

La presa esta formada por un amplio terraplén, apoyada en un muro-pantalla, formado por un núcleo de hormigón de cal, enmarcado en dos paños, de sillería o mampostería, según la zona.

Se trata de una presa de tierra, con pantalla impermeable, aguas arriba, presentando una altura de de ventidos metros, y un espesor, en el cimiento de seis metros, siendo su parámetro vertical en los siete metros inferiores e inclinado en los quince restantes, encontrándose escalonadas las siguientes hiladas de sillares, habiéndose comprobado la existencia de 16 contrafuertes, de mampostería de 1,40 de anchura, por tres metros de longitud.

Las tomas del embalse, se encuentra en dos torres o bocines, adosadas al muro-pantalla, contando el bocín principal con dos series de tomas, siendo la inferior de la época romana, formada por dos tubos de plomo de 22 centímetros de diámetro, y casi cuatro metros más arriba, existe otra toma, cuya embocadura es una losa de piedra que corresponde al S. XVII.

Con ella, los romanos buscaban una presa de regulación, en la cabecera de uno de los sistemas de abastecimiento de aguas a Mérida, junto al de Alcantarilla y Cornalvo.

En la actualidad, el embalse de Proserpina, constituye una gran zona residencial, que sirve de esparcimiento a los emeritenses, que en la época estival se convierte en un lugar muy concurrido, y que cuentan con un espléndido lago de cerca de un kilómetro de extensión, donde se practica toda clase de deportes náuticos, rodeado de coquetones chalets y con un esmerado servicio de chiringuitos, donde la ciudadanía goza, disfrutando de su propia playa, que viene a ser el núcleo de atracción de todo el turismo comarcal, contando con la instalación dentro de su perímetro, del tiro de pichón, como un atractivo singular, para la sociedad emeritense.

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