miércoles, 19 de diciembre de 2012

C X.- ESTAMOS EN NAVIDAD.


La noria  del tiempo  nos trae  de nuevo, un año más, estas  fechas  tan tradicionales en las  que volvemos  a conmemorar el  nacimiento del Niño Dios: la Navidad.

El Orbe  Cristiano, se viste de gala, con Letras de Oro. y precisamente, nuestra provincia onubense, en  estos días, en que hemos recibido la noticia, de que Su  Santidad Benedicto XVI, acaba de hacer público que los tres Reyes  Magos, que oraron  ante Jesús, no procedían de Oriente, sino del Reino de Tartesso, o sea que eran paisanos nuestros.

Nuestras tierras eran conocidas por todo el Mundo, por la riqueza de sus minas, que atrajeron  a griegos,  egipcios .fenicios y romanos, por el  valor que representaban los productos mineros.

Recuerdo de niño, cuando mis padres me llevaban  a la Misa del Gallo, que se celebraba en la Parroquía Mayor de  San Pedro,donde desde el Coro, el popular  tenor onubense, Sr..Ruiz Castañón,nos deleitaba con aquel Villancico:

                                Nanita, nana,
                                nanita ea,
                               que  Jesús tiene sueño
                               -¡Bendito, sea !-.

Y, una vez  acabado el acto religioso, las calles onubenses, eran tomadas por grupos de chavales y muchachas, que provistos da laudes, panderetas, triángulos y zambombas, lanzaban , en esta noche festiva, los clásicos  villancicos choqueros, de toda la vida:

                                En el Cielo, se arriendan  balcones,
                                para un casamiento, que se va a  hacer,
                                que se casa, la Virgen María,
                                con el Patriarca, Señor San José.

Ya, a las claras del día, y a través de mi ventana. se oía,con voces mas graves, aquel otro, tan popular:

                               A las doce y una de la noche,
                               iba San Cristóbal,
                               por medio del Mar,
                               con el Niño de Dios, en los hombros,
                               diciendo, -¡ Ay, Dios ,ya no puedo más !-.

Eran  aquellos tiempos, en que nuestra ciudad contaba con 50.000 habitantes en donde la convivencia  estaba a flor de piel. Hoy, Huelva es completamente distinta. Ha multiplicado  casi por  cuatro su población, donde no nos conocemos los unos a los otros, lo  que  nos trae a la memoria cuando en estos días tan entrañables, al salir de nuestro piso, la vecina  de al lado, nos esperaba ofreciéndonos una copita de Anís de Hierro, junto a la bandeja de polvorones de "La Popular", en estos días de fraternidad, para dar gracias a Dios, por la grandeza que la vida nos obsequia.


 Y,  que el Nuevo Año de 2.013, nos traiga el fin de esta crisis y en los hogares  españoles vuelva la alegría al ver a todos sus miembros disfrutando de un empleo estable, que de fin a la inestabilidad y a las penurias , que se están ensañando con nuestra existencia-


-¡ Qué así , sea-!-.


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