miércoles, 1 de julio de 2009

PUNTA UMBRÍA


Era, aún, un niño, cuando mis padres , me llevaban , en la época estival, a esta gran playa, casi virgen, que por entonces, iniciaba sus andaduras

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Existía, un servicio, con tres canoas: Enriqueta, María Luisa y la Dolores, que atracaban, en el antiguo muelle Reina Victoria, muy próximo a los actuales almacenes, de la firma González Barba.

Después , de disfrutar, de un viaje fabuloso, donde se podía apreciar la extensión de sus variados esteros, y, una vez pasada la Isla Saltés, al cabo de tres cuartos de hora, de travesía fluvial, llegábamos al muelle atracadero, que una vez , en tierra, nos encontramos la acogedora Plaza de Pérez Pastor,y, tras caminar por estrechas veredas de tablillas, alcanzábamos el Bar Miramar, ubicado , a orillas de la playa, y , nos situábamos, ante la inmensidad del Océano Atlántico, que nos ofrecía ,en lontananza,la silueta de un velero, o, la humeante chimenea de un mercante.

Existían, poquísimas edificaciones, sobresaliendo , únicamente, las casas de los ingleses y multitud de chozas.

Nuestra distracción, después del baño, era recorrer, la orilla, durante la bajamar, en busca de almejas y coquinas, pero, a veces, lográbamos alguna,que , otras acedías y lenguados, que se ocultaban entre la arena.

Así, llegábamos hasta el final donde se encontraba la Canaleta, lugar muy peligroso, debido a la intensidad de las corrientes marinas.

Contemplábamos, a la juventud, que por aquellos tiempos, sentían gran predilección, por el lanzamiento de las populares "pandorgas-cometas", y se apreciaba, aquel primoroso cielo, p0blado , por docenas de estos simpáticos artilugios

Con el tiempo, fuimos testigos , de su continua transformación, que experimentó esta bella parcela, dependiendo, administrativamente del municipio de Cartaya, hasta que se constituyó un grupo de vecinos, de este simpático rincón marinero, y que gracias,al tesón del farmacéutico don José Figueroa, un maestro, don Eustaquio Izquierdo Báez, y otros muchos colaboradores, lograron alcanzar, la segregación de Cartaya y constituirse en entidad local propia
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Punta Umbría, es nuestro orgullo provincial, al ser cosiderado municipio turístico de primer orden, por sus excelentes aguas, su Sol ,e inmejorable climatología.

Desde los tiempos de la II República, en que el periodista, don Domingo Gómez Rey "Flery",pronunciara una gran charla, a través de los micrófonos de Unión Radio Sevilla, enalteciendo los valores, con que cuenta nuestra provincia, por lo que consiguió , en cuestión de unos meses, que la Compañía de Ferrocarriles, de Madrid,Zaragoza y Alicante, se organizaran, todos los domingos, en la época veraniega dos trenes especiales, que, a su llegada, convertían la carretera Odiel, hoy día Avenida de Italia, en una gran corriente de sevillanos,que,cada vez, iba en mayor ascenso, y que fueron los mejores voceadores, que pregonaban las excelencias e importancia, que para ellos representaba Punta Umbría.

Ya, al caer la tarde, descansábamos, en espera de la canoa, en el Bar Esperanza, en sus primicias, donde saboreábamos los deliciosos resfrescos Pic-Nic, elaborado por La Progresiva Onubense.

Eran tiempos, de gaseosas, con tapón de bola y de la zarzaparrilla; años de la España de la pobreza, que nos tocó vivir y que por suerte ha pasado a la historia.

Punta Umbría, goza hoy día, de su gran esplendor brindando a los visitantes luz, belleza y un clima único, así como servicios que son valorados con gran estimación, por todos aquellos que tienen la dicha de conocerla.

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