Quiero hacer mención en este trabajo semanal, a las numerosas panaderías conque contaba nuestra ciudad en la década de los años treintas., en la que éramos un pueblo grande, con una población de cincuenta mil habitantes.
Empezando por las zonas periféricas, en la barriada de la Isla Chica, existía el obrador de Ruedas donde además del pan elaboraban sus deliciosos bollos de leche, tortas y ensaimadas-
En el barrio del Matadero, la exclusiva en este ramo la ostentaba Paco Millán, cuyos descendientes siguen llevando las riendas de su negocio familiar.
Ya, adentrado en el centro urbano, en la calle Berdigón, adquirió gran fama la panadería de Andrés Puig. que elaboraba el mejor pan, para el gusto de los onubenses.
En la misma calle estaba establecida la de la familia Colombo, como la popular tortería de Luengo,con sus acreditados hornazos y aquellas deliciosas tortas de aceite tan solicitadas por su numerosa clientela.
En los Cuatro Cantillos existía la de Ramón Segura, que nos mostraba los railes hasta la puerta, donde una vagoneta cargaba las sacas de harina para llevarlas al obrador.
En la marinera calle de Miguel Redondo. era muy popular la panadería del Loro, regentada por la familia Sánchez Serrano, donde se ofrecía las soberbias vienas, así como las molletas,tan clásicas,, y tortas de aceite,y ensaimadas de gran aceptación por parte de sus convecinos.
En la popular Plaza de las Monjas, junto al templete de música estaba establecido Restituto Santos, de cuya puerta salía con dirección a Ayamonte, el microbus de Arturo Damas, en sus inicios y que sirvió de base al gran emporio , de lo que es en la actualidad.
En Méndez Núñez, frente al viejo Instituto, estaba "La Popular", donde los estudiantes nos proveiamos de aquellos deseados bollos, que adquiríamos por la módica cantidad de diez céntimos, que devorábamos en el espacio de entre clases. Fueron muy acreditados los deliciosos mantecados que elaboraban en la época navideñas,en la que se formaban largas colas para adquirir un kilogramo por el precio de tres pesetas, con lo que junto al anís de Hierro,completaban el ágape con el que las familias onubenses, en aquellos tiempos de pobreza, hacían felices a los hogares onubenses.
Una vez que sobrepasábamos el Bazar de Mascarós, se percibí el olor a pan caliente que nos proporcionaba la panificadora de don Mariano, famosa por los roscos con sus tres aros.
En la calle Rascón, en las proximidades de la antigua Tabacalera estaba ubicada la panadería de "La Joya" donde era frecuente ver en su puerta descargando los clásico carros de jaras de nuestro envidiable Andévalo.
En dirección a la Vega, se encontraba la "Panificadora de San José" y en la barriada de Las Colonias existían dos mas. cuyos dueños , junto al ya mencionado Paco Millán , eran miembros de la Hermandad de la Sagrada Cena, por lo que primeramente la conocían como la Cofradía de los panaderos.
En el periodo republicano se puso en marcha la "Panificadora de Nuestra Señora de la Cinta" anexa a la fábrica de harinas de "Santa Lucía", propiedad de la familia Pérez de Guzmán,que abrió sucursales
por distintos puntos de la ciudad.
Hoy día, casi todas han desaparecidos, toda vez que las Grandes Superfícies, son las encargadas de
la venta de tan solicitado articulo, en su mayoría prefabricado, que no tienen siquiera parecido alguno con el de nuestros tiempos, fabricados al horno con leña de jara, que les dabas ese sabor tan característico, que recordamos con nostalgia los viejos onubenses.
Mas de un polvoron he liado, en aquel altillo de madera donde se elaboraban, los mas rico que nunca comí, por que a mi me gusta el mazapán.
ResponderEliminargracias por traernos los recuerdos y los olores.
cordiales saludos
Perdon.
ResponderEliminarme refería a la panaderia-dulceria La Popular.